Getting your Trinity Audio player ready...
|
Por Jorge Cruz Camberos
Chihuahua estado padece complicaciones económicas, políticas y sociales que generan situaciones negativas en el desarrollo de nuestra región; por ejemplo, la seguridad, un tema alarmante que urge resolver; el nearshoring (nuevas empresas con grandes inversiones) no ha sido aprovechado al máximo; tenemos un rumbo un tanto incierto en educación; la infraestructura de las carreteras está sumamente dañada; en el tema de vivienda es necesario que haya más y mejores oportunidades para su adquisición; y, por desgracia, el sector salud es un tema urgente de atender para los chihuahuenses.
Sin embargo, no es opción buscar convertirnos en un país independiente con recursos propios, aunque seamos una de las entidades que le aportan un gran porcentaje al PIB nacional, además de ser de los mejores contribuyentes en el país, colocados en las primeras posiciones en el cumplimiento de las responsabilidades hacia el fisco; aún así no se nos regresa el proporcional de nuestras aportaciones que bien pueden servir para la inversión en los rubros que arriba cité.
Fiscalmente, Chihuahua se mantiene a la espera de que “se le abra la llave” de los recursos federales, a pesar de ser uno de sus principales aliados en la recaudación de impuestos, según lo ha informado el propio SAT o la captación de cuotas patronales de acuerdo con el IMSS.
Convertirse en un país independiente es un proceso complejo y requiere de múltiples factores legales, políticos y sociales. Para que Chihuahua se convierta en un país independiente de México se necesitaría Legalidad: es decir, un proceso jurídico y constitucional para su disgregación de México. Esto implicaría la redacción de una nueva Constitución y la aprobación de un referéndum por parte de la población chihuahuense.
También, necesitaríamos reconocimiento internacional: que otros países y organismos internacionales nos vean como un estado independiente. Estabilidad económica: tendríamos que establecer nuestra propia economía y sistema financiero para garantizar nuestra independencia económica.
Seguridad y defensa: Se necesitaría una fuerza de seguridad y defensa propia para proteger las fronteras y la soberanía de Chihuahua; un sistema político y administrativo: incluyendo un gobierno, un sistema judicial y una estructura administrativa.
Y finalmente, acuerdos con México: negociar con el país, del que se desprendería el estado, en temas como fronteras, comercio, migración y otros aspectos que afectarían la relación entre Chihuahua y México.
En resumen, la independencia de Chihuahua de México es un proceso complejo que requeriría de un amplio consenso social, político y legal, así como de la capacidad de Chihuahua para funcionar como un estado independiente en todos los aspectos.
Entonces, no es la opción más viable: lo mejor será construir nuevos puentes de diálogo e interacción con el Gobierno Federal. Necesitamos que nuestros legisladores federales (diputados y senadores por Chihuahua), comiencen a tejer una bien cimentada reconciliación, que permita que tanto los gobiernos estatal y municipal, como el federal, puedan trabajar de la mano y resolver los “focos rojos” que mantienen las alarmas encendidas de la población.
De darse esta nueva relación entre órdenes de gobierno y de poderes, en un futuro no tan lejano podríamos diseñar y establecer todo un entramado legislativo que permitirá la justicia y equidad en la distribución de los recursos, es decir, que si un estado aporta tal cantidad al PIB se le devuelva en su debida proporción, independientemente de filias partidistas o intereses de unos cuantos.
Este nuevo pacto fiscal permitiría que estados que son históricamente grandes productores y benefactores de la Federación, recibieran mayores incentivos para que, incluso, se pudieran captar más recursos que los que hoy se logran a nivel federal.
Después de los resultados del 2 de junio, tenemos que pensar una nueva distribución de recursos, y entrar en un esquema de coordinación multiinstitucional para que desde cada espacio gubernamental se pueda impulsar esta cruzada de la que les hablo, por el bien de todos.
Es necesario que, en el sexenio que iniciará próximamente, nuestros diputados y senadores comiencen la labor de gestión de recursos y los trabajos necesarios para comenzar a conectar relaciones que deriven en mejores oportunidades para nuestro estado.