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La victoria de Donald Trump en las elecciones de 2024 podría marcar un cambio profundo en la estructura de poder en los Estados Unidos, con Elon Musk emergiendo como un posible beneficiario clave de esta nueva era política. El magnate de la tecnología, conocido por su fortuna y su influencia, ha invertido una suma impresionante de casi 130 millones de dólares a través de su Comité de Acción Política (PAC) para respaldar la candidatura de Trump y otros republicanos. Como resultado de esta generosa inversión, Trump ha prometido a Musk un lugar privilegiado en la toma de decisiones del próximo gobierno.
El ciclo electoral de 2024 se ha caracterizado por ser el más costoso de la historia, con Musk destacándose como uno de los mayores contribuyentes a la causa republicana. Su PAC, America PAC, fue creado con el objetivo explícito de promover los intereses del Partido Republicano, y Musk no tardó en respaldar públicamente a Trump, incluso tras el tiroteo que sufrió el expresidente durante un mitin en Pensilvania en julio.
El impacto de Musk en la política digital
Musk no solo ha influido en el ámbito político a través de donaciones, sino también mediante su control de X (antes Twitter), donde ha utilizado la plataforma para difundir información favorable a los puntos de vista republicanos. Temas como el fraude electoral y la inmigración, clave en la narrativa conservadora, se han visto amplificados en la red social bajo su dirección. Además, el PAC de Musk financió campañas que simulaban ser demócratas en plataformas como Facebook y mediante mensajes de texto, con el objetivo de desinformar y desviar votos a favor de los republicanos, según informes de 404 Media.
El papel de Musk en el gobierno de Trump
Una de las promesas más destacadas que Trump ha hecho a Musk es darle acceso directo a las agencias reguladoras federales, lo que podría otorgarle un poder sin precedentes sobre las políticas públicas. Ambos han afirmado que Musk jugaría un papel clave en la reducción del gasto gubernamental, con el objetivo de recortar hasta dos billones de dólares del presupuesto federal. Aunque no se han detallado qué departamentos serían afectados, es claro que Musk busca una influencia considerable sobre las decisiones económicas del país.
Musk también tiene intereses directos en sectores clave de la tecnología. Durante la campaña, ha dejado claro que su prioridad sería impulsar los vehículos autónomos, un área en la que Tesla ha invertido millones. Además, SpaceX, su empresa de exploración espacial, ya tiene contratos gubernamentales por más de 15 mil millones de dólares, pero Musk ha expresado públicamente su frustración con las restricciones impuestas por la Administración Federal de Aviación (FAA). También posee X y Neuralink, dos empresas que han estado bajo el radar de organismos regulatorios como la Comisión Federal de Comercio (FTC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Desafíos y oportunidades para Tesla
A pesar de los beneficios que Musk podría obtener de una alianza estrecha con Trump, también existen riesgos asociados. La política de Trump de imponer fuertes aranceles a China podría tener un impacto negativo en Tesla, dado que la compañía depende de su fábrica en Shanghái para una parte significativa de sus entregas de vehículos eléctricos. Sin embargo, este enfoque proteccionista podría beneficiar a Tesla al afectar negativamente a competidores chinos como BYD, lo que le daría a Musk una ventaja en el mercado estadounidense.
La nueva era del oligarcado tecnológico
La relación entre Trump y Musk parece ser el preludio de una transformación más amplia del poder económico y político en los Estados Unidos. Con Musk consolidándose como una de las figuras más influyentes del país, su conexión con el gobierno de Trump podría consolidar aún más su posición como el próximo oligarca.
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