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El crecimiento económico de México en el tercer trimestre de 2024 destacó por una dinámica particular: el consumo privado y las exportaciones se consolidaron como los motores principales del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que la inversión productiva perdió protagonismo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el PIB mostró un crecimiento anual del 1.6% en este periodo, impulsado por el gasto de las familias y el comercio exterior.
El rol del consumo privado y las exportaciones
Entre julio y septiembre, el consumo privado aportó 2.1 puntos al crecimiento del PIB, mientras que las exportaciones sumaron 3.0 puntos. Estos factores resultaron cruciales para sostener el dinamismo económico, especialmente en un contexto global de incertidumbre y presiones inflacionarias. Por el contrario, la inversión fija, reflejada en la formación bruta de capital fijo, apenas contribuyó con 0.3 puntos al crecimiento, lo que representa una desaceleración frente a periodos anteriores.
El menor dinamismo en la inversión refleja los desafíos estructurales del país, incluyendo problemas de confianza empresarial, altos costos de financiamiento y retrasos en proyectos de infraestructura.
Sector de la construcción en declive
Un ejemplo claro de esta tendencia es la caída en el sector de la construcción, cuya producción se contrajo un 21.5% anual en octubre, acumulando seis meses consecutivos de declive. Esto no solo afecta a la inversión pública y privada, sino también a la generación de empleo y al desarrollo de cadenas productivas esenciales para el crecimiento.
Impacto monetario: peso débil y decisiones de la Fed
Por otra parte, la economía mexicana enfrenta presiones externas derivadas de las decisiones de política monetaria en Estados Unidos. El peso se depreció un 0.7%, alcanzando un tipo de cambio de $20.37 por dólar tras el anuncio de la Reserva Federal de reducir las tasas de interés en 25 puntos base, aunque con una postura cautelosa sobre futuros recortes en 2025. Esta depreciación encarece las importaciones, pero al mismo tiempo, podría beneficiar las exportaciones en términos de competitividad.
Perspectivas y retos
Aunque los resultados del tercer trimestre muestran un desempeño positivo, el desequilibrio entre los motores del crecimiento económico es un desafío. La dependencia del consumo privado y las exportaciones no es sostenible en el largo plazo sin un fortalecimiento de la inversión productiva, especialmente en sectores estratégicos como infraestructura, tecnología y manufactura avanzada.
Para enfrentar estos retos, es clave fomentar políticas que incentiven la inversión, reduzcan la incertidumbre regulatoria y mejoren el acceso al financiamiento. Solo con un crecimiento equilibrado se podrá garantizar un desarrollo económico sólido y sostenible que beneficie a todos los sectores de la población.
Este panorama económico, aunque mixto, refleja tanto las fortalezas como las áreas de oportunidad de México en un entorno global de transformación y desafíos constantes.