En el complejo tablero de la economía global, China ha dado un golpe de autoridad: en 2024, alcanzó un superávit comercial récord de casi $1 billón de dólares. Este dato representa más del doble de su cifra de 2019, y deja a Alemania, el antiguo líder del comercio, muy atrás con su pico de $326 mil millones en 2017. Pero detrás de este logro aparente se esconden desafíos importantes, tanto para China como para sus socios comerciales, incluido México.
El motor detrás de las cifras récord
China, conocida como la “fábrica del mundo”, mantiene su dominio gracias a una combinación de subsidios gubernamentales y productos avanzados a precios accesibles. Desde vehículos eléctricos hasta paneles solares, el sello “Hecho en China” está presente en un tercio de los bienes manufacturados del planeta, según la ONU. Esto convierte al gigante asiático en el destino principal para los consumidores y empresas que buscan soluciones económicas y tecnológicas.
Sin embargo, el panorama dentro de China no es tan brillante como parece. La reciente crisis inmobiliaria ha afectado los ahorros familiares, lo que ha mermado la confianza del consumidor y ralentizado el crecimiento de las importaciones. Además, las ganancias corporativas chinas cayeron un 5% en los primeros 11 meses de 2024, reflejando los costos de vender al exterior con márgenes reducidos.
Un 2025 incierto
El horizonte se torna más complicado con la llegada de 2025. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido imponer aranceles del 60% a todas las exportaciones chinas, lo que podría alterar las dinámicas comerciales a nivel global. De cumplirse esta amenaza, los mercados internacionales tendrán que adaptarse rápidamente a un entorno menos dependiente de China.
Impacto en México: ¿Oportunidad o reto?
Para México, el panorama plantea tanto retos como oportunidades:Diversificación de mercados: Si las exportaciones chinas se encarecen debido a los aranceles estadounidenses, México podría posicionarse como un proveedor alternativo, especialmente en sectores clave como el automotriz y manufacturero.
Competencia más feroz: Por otro lado, los productos chinos más baratos seguirán compitiendo en mercados globales y locales, obligando a las empresas mexicanas a innovar y optimizar costos para mantenerse relevantes.
Atracción de inversiones: El fenómeno del “nearshoring”, donde las empresas buscan acercar sus cadenas de suministro a mercados clave como Estados Unidos, representa una oportunidad para México de captar inversiones extranjeras.
¿Qué sigue para el comercio global?
El auge exportador de China es un recordatorio de su papel central en la economía mundial, pero también de las fragilidades internas que enfrenta. Para países como México, el reto está en aprovechar el cambio de dinámicas globales, apostando por la innovación, la diversificación y la competitividad.
El 2025 será un año decisivo, no solo para China, sino para todos los países que interactúan con ella. México tiene la oportunidad de fortalecerse como un actor clave en este nuevo orden económico, pero el tiempo para actuar es ahora.
