Cada vez que hablamos de accidentes viales, la preocupación se vuelve más real. En Chihuahua, los números no mienten. En 2023, se reportaron 26,556 accidentes viales, con 292 víctimas mortales y 6,540 personas lesionadas. Además, el costo material de estos siniestros alcanzó 212 millones 549 mil pesos, según reportes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el gobierno estatal. Aunque las estadísticas correspondientes a 2024 aún no están completamente consolidadas, ya se hablan de cifras preocupantes: más de 8,000 accidentes y 1,800 personas lesionadas únicamente en la capital. Ante estos datos, surge una pregunta clave: ¿es momento de reactivar las fotomultas y usar más tecnología para prevenir estos accidentes?
El costo humano y material de los accidentes
Los accidentes viales dejan secuelas en las personas involucradas, también un pesado costo material. Si bien las vidas humanas son irremplazables, el impacto económico de estos accidentes también es significativo. El año pasado, los daños materiales ocasionados por los accidentes de tránsito en la ciudad de Chihuahua se estimaron en más de 212 millones de pesos. Este dato nos obliga a cuestionar cómo podemos optimizar esos recursos para reducir las muertes y los daños.
Lo más alarmante es que, aunque el número de víctimas fatales parece disminuir con el tiempo, el número de accidentes sigue siendo alto. Y aunque Chihuahua es conocido por sus paisajes y la calidez de su gente, también es tristemente famoso por la alta frecuencia de estos incidentes. Las principales causas son el exceso de velocidad, la distracción al volante, y el alcoholismo.
¿Volver a las fotomultas?
Durante algún tiempo, las fotomultas fueron un tema polémico. Su regreso a Chihuahua podría generar nuevamente debate. Sin embargo, a la luz de los números, muchos se preguntan si realmente sería la solución. Las fotomultas, basadas en tecnología de cámaras, ofrecen la posibilidad de registrar infracciones sin la intervención directa de un agente de tránsito, lo que facilita la captura de conductores imprudentes y, en teoría, reduce los accidentes.
Pero, claro, el regreso de este sistema no debe ser la única respuesta. La tecnología avanzada puede ser una herramienta poderosa. Las cámaras inteligentes y sensores podrían ayudar a captar infracciones, a monitorear el flujo del tráfico en tiempo real, alertar sobre condiciones peligrosas en las carreteras, y brindar recomendaciones a los conductores. Los semáforos inteligentes también podrían ayudar a mejorar el control del tráfico y evitar congestiones que a menudo terminan en accidentes.
¿A dónde va el dinero de las multas y el sistema de tránsito?
Otra pregunta importante es sobre la transparencia. ¿Sabemos realmente a dónde va el dinero de las fotomultas y las infracciones de tránsito? Según algunos estudios y reportes, es fundamental que este dinero se destine a proyectos de infraestructura vial que mejoren la seguridad, así como a programas de prevención de accidentes. Podría destinarse al DIF Municipal o a asociaciones que se encargan de la seguridad vial y la educación, pero lo más importante es que se haga de manera transparente. Los ciudadanos deben conocer cómo y dónde se invierte este recurso.
Además, sería valioso explorar la creación de fondos de apoyo para las víctimas de accidentes viales, especialmente aquellos que sufren lesiones graves o fallecen, y sus familias. Si bien la prevención es lo primero, la ayuda post-accidente también es fundamental.
Un llamado a la acción: tecnología, prevención y transparencia
Si algo hemos aprendido de las cifras y estadísticas es que, aunque los accidentes viales no se pueden erradicar por completo, se puede hacer mucho para reducirlos. El regreso de las fotomultas, la implementación de más tecnología inteligente, y la mejora de la infraestructura vial son medidas necesarias y urgentes. No sólo se trata de multar a los infractores, sino de prevenir, educar y construir un futuro más seguro para todos. Además, garantizar que los recursos generados por las multas se utilicen de manera eficiente y transparente es esencial para restaurar la confianza de los ciudadanos en el sistema.
Con un enfoque en educación vial, la mejora de las condiciones de las carreteras, y el uso adecuado de la tecnología, podemos aspirar a un Chihuahua más seguro. Las autoridades deben tomar cartas en el asunto, aprovechar la tecnología y ser transparentes en el uso de los recursos. La pregunta es: ¿estamos listos para implementar cambios significativos y eficaces?