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Trump y su “amor recíproco” en el Día del Amor y la Amistad

El expresidente Trump propone aranceles recíprocos como medida para proteger la manufactura estadounidense.

El 14 de febrero nos deja un curioso eco del Día de San Valentín, y esta vez viene desde la Casa Blanca. En un gesto que bien podría llamarse “amor a lo recíproco”, el presidente Donald Trump anunció su intención de implementar aranceles recíprocos, marcando una nueva fase en su cruzada por equilibrar el comercio global en favor de Estados Unidos. Eso sí, este “amor” no es del tipo romántico, sino del que se mide en tasas de impuestos y tratados comerciales.

¿Qué son los aranceles recíprocos?

Básicamente, Trump quiere aplicar una fórmula tan sencilla como polémica: “Si nos cobran, nosotros les cobramos lo mismo”. En su visión, los aranceles que otros países imponen sobre los productos estadounidenses son una especie de relación desigual, y ahora busca ajustar las reglas del juego para igualar las tarifas. Esto impactará principalmente a países como India (con un arancel promedio del 17%), la Unión Europea, y hasta aliados tradicionales como Canadá y Francia, quienes ya han incomodado a Estados Unidos con impuestos digitales y sus estrictos sistemas fiscales como el IVA.

Trump ha dejado claro que la propuesta no es un flechazo de último momento. Los aranceles recíprocos son una promesa de campaña que, según él, corregirán años de relaciones comerciales “injustas”. Su objetivo es claro: recuperar la manufactura en Estados Unidos y fortalecer a los productores nacionales, aunque esto implique reescribir los acuerdos de comercio global que han dominado desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

¿Es realmente un gesto de amor?

Aunque Trump lo vende como una forma de “justicia” para los trabajadores estadounidenses, muchos expertos temen que este “gesto” pueda tener consecuencias graves. Un aumento en los aranceles podría disparar los costos de importación, golpeando directamente a los consumidores estadounidenses. Además, no hay garantía de que otros países acepten estas nuevas reglas sin devolver el golpe. La posibilidad de guerras comerciales está en el aire, y como en cualquier relación mal manejada, esto podría terminar en una espiral de reproches (o en este caso, represalias económicas).

El lado optimista

Sin embargo, no todo es pesimismo. El hecho de que Trump haya retrasado la implementación de los nuevos aranceles hasta abril, mientras las agencias federales realizan estudios sobre su impacto, puede indicar que todavía hay espacio para la negociación. Quizá este “amor recíproco” pueda transformarse en una relación más estable y equilibrada, en lugar de una ruptura total.

Un San Valentín comercial

Si algo queda claro, es que Trump sigue escribiendo su propia narrativa sobre el comercio global. En este Día del Amor y la Amistad, su mensaje es directo: “el amor debe ser recíproco”. Pero como en cualquier relación complicada, la pregunta es si este enfoque logrará fortalecer los lazos o romperlos definitivamente.

¿Qué opinas? ¿Es este un paso hacia un comercio más justo o una estrategia que puede salirle caro a Estados Unidos y al mundo? En este Día del Amor, quizá todos podamos aprender algo sobre cómo mantener relaciones equilibradas… comerciales o de cualquier otro tipo.

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