Por Jorge Cruz Camberos
Elon Musk ha sido una figura polarizadora desde hace años, pero su reciente incursión en la política ha generado impactos financieros y empresariales significativos. Su participación en la administración de Donald Trump, sumada a las controversias políticas en las que se ha involucrado, ha erosionado el valor de sus empresas y su reputación como visionario tecnológico.
Tesla: de la cima a la caída en bolsa
Tesla, la joya de la corona de Musk, ha experimentado una pérdida masiva de valor desde que el empresario aceptó liderar el Departamento de Government Efficiency (DOGE) en la administración Trump. En tan solo siete semanas, la compañía ha registrado su peor racha de pérdidas en la historia, con una caída del 45% en su cotización bursátil.
Varios factores han contribuido a esta debacle:
• Desempeño comercial decreciente: Mientras las ventas globales de vehículos eléctricos crecieron un 25% en 2024, Tesla sufrió una caída del 1% a nivel mundial y del 7% en Estados Unidos.
• Competencia feroz: La empresa enfrenta una dura batalla contra fabricantes chinos como BYD, que ofrecen modelos más asequibles y competitivos.
• Reacciones políticas adversas: Musk ha respaldado a la ultraderecha en Alemania, lo que ha llevado a una disminución del 76% en los registros de Tesla en ese país. Además, en EE.UU., su alineación con Trump ha generado protestas en concesionarios y actos vandálicos contra sus vehículos.
La combinación de estos factores ha provocado que Tesla pase de ser una de las empresas más valiosas del mundo a encabezar la lista de peores desempeños en el S&P 500 este año.
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El factor X: la plataforma de Musk bajo ataque
Además de los problemas con Tesla, Musk enfrenta desafíos con X (antes Twitter). La plataforma sufrió varias interrupciones atribuidas a un ciberataque, que el propio Musk señaló como obra de un “grupo coordinado o un país”. Aunque el colectivo de hackers Dark Storm Team se adjudicó el ataque, la situación deja en evidencia la vulnerabilidad de la empresa y la inestabilidad que rodea su liderazgo.
¿Qué sigue para Musk?
Musk ha construido su imperio sobre la innovación y la disrupción, pero su giro hacia la política y las posturas controvertidas han debilitado su imagen y la confianza de inversores y consumidores. A menos que logre redirigir su enfoque hacia la excelencia tecnológica y la competitividad, su legado podría verse más asociado a la controversia que al progreso.
El futuro de Tesla depende, en gran medida, de si finalmente logra cumplir su promesa de vehículos autónomos, algo que Musk ha prometido “para el próximo año” desde 2016. Pero si la historia reciente sirve de indicador, su mayor desafío no será la tecnología, sino la confianza de los mercados y del público.