Por Dr. Pedro Rafael Ávila Cota, presidente del Colegio de Economistas de Chihuahua
No cabe duda, de que en este año del 2025 se acentúan los procesos que impulsan un cambio radical en los equilibrios que sostienen las relaciones económicas globales y por ende sociales, entre los países y entre las distintas zonas geográficas; en donde algunos de ellos aspiran a ser lideres hegemónicos. Entendiendo, que la hegemonía económica refiere al control que ejerce un país sobre los mercados internacionales, las normas comerciales y la economía de otros países.
Hasta hace apenas algunos días, prevalecía el Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), que empezó a gestarse desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial en 1945, cuando los países vencedores, en especial Estados Unidos, construyeron los pilares de un nuevo sistema internacional, donde los Acuerdos de Bretton Woods de 1944 establecieron la estructura económica, y en 1945 se fundó la Organización de Naciones Unidas, buscando ser garante de la paz mundial.
El objetivo principal de Bretton Woods fue de dar respuesta a los problemas monetarios y financieros que planteaba la reconstrucción económica; de estos acuerdos partieron tres grandes premisas: desarrollo, estabilidad financiera internacional y liberalización del comercio; para ello, las políticas económicas promovidas por Bretton Woods se instauraron con éxito a finales de la década de 1940 y principios de 1950; uno de los acuerdos más representativos fue el Acuerdo General sobre Aranceles de Aduana y Comercio (in extenso GATT); también, se planteó la creación de organismos internacionales encargados de presentar propuestas de políticas económicas encaminadas a impulsar el crecimiento económico y resolver los problemas más apremiantes originados en las recesiones.
El primer organismo creado fue el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), después conocido como Banco Mundial, el segundo organismo creado fue el Fondo Monetario Internacional; organismos con papel muy protagónico hasta la actualidad.
Posteriormente, la búsqueda de un modelo económico abierto, estable y liberalizado se cristalizó con la formulación del Consenso de Washington (CW) en 1989, cuyas reformas de política económica estaban basadas en una lógica de mercado caracterizada por la apertura y disciplina macroeconómica.
El Nuevo Orden Económico Internacional también deriva de un conjunto de propuestas que se presentaron desde la década de 1970 y años posteriores, cuyo objetivo era mejorar la situación de los países en desarrollo. También habría que señalar que, el llamado Nuevo Orden Económico Mundial estaba impulsado por los siete países más industrializados del mundo, que son: Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y Canadá, conocidos por sus siglas G–7.
Hoy en día, la imposición de aranceles arbitrariamente, el replanteamiento de acuerdos comerciales, los posibles acuerdos forzados para la extracción de minerales en territorios de otros países y las coacciones para alineaciones comerciales, provocan incertidumbre económica, desaceleraciones en la inversión, incentiva procesos inflacionarios, caídas de los valores bursátiles y ralentiza el crecimiento económico. Con otras palabras: Un Nuevo Desorden Económico Internacional.
Dr. Pedro Rafael Ávila Cota, presidente del Colegio de Economistas de Chihuahua