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México necesita rediseñarse: del presidencialismo al poder local

Por Jorge Cruz Camberos

Durante décadas, México ha apostado por un modelo político que concentra el poder en una sola figura: el Presidente. Esta estructura, profundamente centralista, ha funcionado más como un símbolo de esperanza que como una solución real a los retos de nuestro país. Hoy, con un México diverso, complejo y con regiones que avanzan a diferentes ritmos, ese esquema ha dejado de ser funcional.


No se trata sólo de criticar lo que no funciona. Se trata de imaginar una nueva manera de organizarnos. Una donde el poder no fluya de arriba hacia abajo, sino desde lo local hacia lo nacional.


La propuesta es clara: avanzar hacia un sistema parlamentario que fomente el diálogo y el consenso entre fuerzas políticas, y no dependa de decisiones unilaterales. Además, urge fortalecer un federalismo auténtico, donde los estados y municipios tengan autonomía real para diseñar e implementar políticas públicas de acuerdo con sus propias realidades.


México podría reorganizarse en regiones funcionales —norte, centro, sur-sureste— que trabajen de manera coordinada en temas estratégicos como seguridad, agua, infraestructura, logística y desarrollo económico. Pero, sobre todo, debemos entender que el verdadero cambio inicia en los municipios.

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Los municipios son el rostro más cercano del gobierno para la ciudadanía. Son los responsables de lo cotidiano: alumbrado, deporte, seguridad, cultura, movilidad. Y sin embargo, son los más limitados en recursos, atribuciones y formación. Es tiempo de invertir en ellos, no sólo financieramente, sino dándoles poder y claridad de funciones.


No podemos seguir esperando que todo se resuelva desde el centro del país. Es momento de reconocer que la transformación más efectiva y duradera comienza desde abajo, desde lo local, con visión regional y coordinación nacional.


Chihuahua, como estado dinámico, con identidad propia y vocación productiva, tiene todo para liderar esta nueva forma de pensar el poder. Nuestro futuro no debe depender de quién esté en la silla presidencial, sino de qué tan fuerte y capaz sea nuestra base municipal, regional y estatal.


Rediseñar México no es un sueño imposible. Es una necesidad urgente.

Tomado desde El Heraldo de Chihuahua de la sección Análisis