Top 5 Esta semana

Conoce nuestra revista impresa

Mientras debatimos si regular la IA, China ya la enseña en primaria

Por Jorge Cruz Camberos

Mientras en Occidente seguimos atrapados en el eterno debate de si debemos regular o desregular la inteligencia artificial (IA), China ya dio el siguiente paso: a partir de septiembre de 2025, será obligatorio enseñar IA en todas sus escuelas primarias y secundarias. Sí, los niños de 7 años en Shenzhen o Chengdu aprenderán lo que muchos adultos apenas estamos empezando a googlear.

¿Y nosotros? Pues, seguimos viendo cómo Elon Musk y Jack Dorsey tuitean que habría que borrar las leyes de propiedad intelectual y dejar que la IA corra libre. Mientras tanto, artistas, periodistas y pequeños creadores reclaman que están viendo cómo su trabajo es absorbido sin permiso ni pago por los grandes modelos de IA. Estamos atrapados en un tira y afloja sin una dirección clara, mientras otras potencias ya trazaron su ruta.

¿Regular o no regular?

En Estados Unidos y Europa, el debate se ha centrado en cómo proteger los derechos de autor, evitar sesgos algorítmicos, y garantizar que la IA no se convierta en un arma de desempleo masivo. Pero lo cierto es que aún no hay reglas claras, ni en México ni en el bloque de Norteamérica. Todo está en construcción, a paso lento.

China, por su parte, no está preguntando si debe regular la IA… simplemente la está moldeando a su manera: controlada, estratégica y profundamente alineada a sus objetivos de desarrollo nacional.

¿Qué implica esto para México y el resto de Norteamérica?

1.⁠ ⁠Desventaja educativa.
Si los niños en China ya están aprendiendo conceptos clave de IA desde primaria, su próxima generación va a liderar en ciencia de datos, automatización y robótica. México, en cambio, aún batalla con conectar todas las escuelas a internet.

2.⁠ ⁠Competencia desbalanceada.
Mientras aquí debatimos marcos éticos y legales, las empresas chinas están creando soluciones de IA entrenadas en datos locales, aplicadas a todo: agricultura, salud, transporte, manufactura. Si no nos apuramos, terminaremos comprándoles todo a ellos.

3.⁠ ⁠Riesgo de quedarse como consumidor.
La gran amenaza es que México se quede como espectador, sin desarrollar talento ni capacidades propias. ¿Queremos ser un país que importa tecnología o uno que la crea.

¿Entonces qué hacemos?

No se trata de copiar a China, sino de entender que el futuro no espera. La IA no es solo para Silicon Valley o Shanghái, también puede resolver problemas reales en nuestras comunidades: desde cómo optimizar cosechas en Delicias, Chihuahua, hasta mejorar la movilidad en la ciudad de Chihuahua, que ya enfrenta saturación en sus rutas urbanas.

Pero para lograrlo necesitamos dos cosas ya:
1. Educación digital obligatoria desde primaria, no como lujo, sino como derecho.
2. Política pública inteligente, que regule la IA sin ahorcar la innovación, proteja a los creadores y prepare al país para competir

Mientras el debate global sigue girando en torno a si debemos “dejar libre” la IA o ponerle riendas, hay un país que ya está criando a su ejército de programadores desde los pupitres. México y Norteamérica tienen que dejar de jugar a la defensiva. Regular sí, pero también formar, innovar y actuar.

Porque en la carrera de la IA, quien duda… pierde.