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Motos y créditos: el nuevo motor del trabajo informal

En los últimos años, las calles de México se han llenado de motos. No es casualidad. Según datos del INEGI, entre 2019 y 2023 la cantidad de motocicletas en circulación aumentó un impresionante 63%. Hoy, más de 7.7 millones de estas unidades están registradas para uso particular. Pero este boom va más allá de la movilidad: las motos se están convirtiendo en una herramienta esencial para el trabajo informal.

La moto: una inversión sobre ruedas

Este crecimiento de las motos ha ido de la mano con un fenómeno económico que también está acelerando: el aumento del crédito en regiones con alta informalidad laboral. De acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), las zonas del país donde más aumentó el uso de motos también reportaron un crecimiento notable en microcréditos, créditos personales y grupales.

¿La relación? Bastante lógica. En un entorno donde no hay acceso a prestaciones ni empleos formales, muchas personas están encontrando en las motos una forma de generar ingresos. Desde repartidores hasta trabajadores independientes que necesitan moverse rápido y sin gastar tanto, la moto se vuelve una inversión que se paga sola. Y para comprarla, muchos están recurriendo al crédito como palanca de arranque.

En regiones con los niveles más altos de informalidad, el número de motos creció un 82% y la cartera de crédito un 41%. El dato no solo habla de movilidad, sino de cómo se están financiando nuevas formas de trabajo.

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¿Y esto qué significa para Chihuahua?

Este panorama cobra especial importancia para estados como Chihuahua, donde coexisten polos de desarrollo industrial y amplias zonas donde la informalidad sigue siendo una realidad cotidiana. El auge de las motos podría estar revelando nuevas dinámicas económicas: más personas buscando alternativas de autoempleo, nuevas necesidades de financiamiento y una oportunidad para mejorar la inclusión financiera.

Además, para las instituciones financieras y gobiernos locales, entender esta tendencia es clave para diseñar productos más accesibles, políticas de seguridad vial efectivas y programas que impulsen a los trabajadores independientes. Porque sí: detrás de cada moto hay una historia de trabajo, esfuerzo y la búsqueda de una mejor calidad de vida.