Top 5 Esta semana

Conoce nuestra revista impresa

Resiliencia en acción: el nuevo poder CEO

El nuevo imperativo: liderar en incertidumbre

En el radar de cualquier CEO, hay tres constantes que se han vuelto ineludibles desde 2024: disrupción, velocidad y ambigüedad. La estabilidad, como valor empresarial, se ha diluido en un entorno de crisis encadenadas —económicas, sociales, climáticas, tecnológicas— que requieren una nueva arquitectura directiva.

En ese contexto, la palabra resiliencia ha dejado de ser un término emocionalmente correcto para convertirse en una brújula estratégica. Si 2020 nos enseñó a reaccionar, 2024 y este inicio de 2025 nos exigen rediseñar. La resiliencia empresarial ya no se define únicamente como la capacidad de “aguantar los golpes”, sino como la inteligencia organizacional para aprender, transformarse y salir reforzado del caos.

Además la palabra resiliencia proviene del latín resilire, que significa saltar hacia atrás, rebotar o retornar al estado original. Originalmente, el término se usaba en contextos físicos para describir la capacidad de un material de recuperar su forma después de haber sido deformado.

En el siglo XX, el término fue adoptado por la psicología y las ciencias sociales para describir la capacidad de una persona o grupo para adaptarse positivamente a situaciones adversas, superar traumas o salir fortalecidos de las dificultades.

Hoy en día, el concepto se usa ampliamente en muchos ámbitos, como la ecología, la ingeniería, la educación, desarrollo humano e incluso en el empresarial.

Los datos no mienten: resiliencia es rentabilidad

La 27ª Encuesta Global de CEOs de PwC (2024) fue clara: 4 de cada 10 líderes a nivel global creen que sus empresas no serán económicamente viables en una década si no transforman radicalmente sus modelos de negocio. Esta preocupación va más allá de moda o lenguaje corporativo. Es un grito de alerta.

Más aún, el 60% de los CEOs reconoció haber iniciado procesos de reinvención de sus modelos operativos, incluyendo automatización, diversificación de productos y digitalización de cadenas de suministro. La resiliencia es ahora un KPI tan importante como el EBITDA.

Entrando a 2025, esa tendencia se consolidó. Según la CEO Survey de PwC para el primer trimestre de este año, las empresas resilientes —aquellas que están invirtiendo en tecnología, adaptando sus culturas laborales y redefiniendo su propuesta de valor— son las que están creciendo más rápido y con márgenes más sanos. Ya no es solo cuestión de resistir: es cuestión de adaptarse más rápido que el entorno.

Empresas que lo están haciendo bien: casos con nombre y apellido

En Latinoamérica, Arca Continental es un caso paradigmático. A pesar del contexto macroeconómico y el alza en costos logísticos, la compañía reportó un crecimiento del 12.4% en ventas netas y un incremento del 10.2% en EBITDA durante el primer trimestre de 2025. ¿La clave? Diversificación geográfica, digitalización de procesos y una estrategia ESG coherente.

En el sector financiero, Grupo Cajamar, con fuerte presencia en Europa, elevó su rentabilidad un 4.8% en el mismo periodo. Lo interesante aquí no es únicamente el crecimiento, sino cómo lo lograron: priorización de negocios con impacto social, modernización tecnológica y gobernanza reforzada.

En México, el Barómetro de Empresas 2025 de Deloitte reveló que el 65% de las empresas medianas y grandes están priorizando la resiliencia como eje de planificación estratégica. Es decir, las juntas de consejo ya no solo revisan números; revisan capacidades adaptativas.

Resiliencia no es aguantar: es rediseñar

Una empresa resiliente no es la que sobrevive a las crisis, sino la que rediseña su propósito, estructura y cultura en respuesta a ellas. Y eso implica decisiones difíciles: dejar de operar productos que ya no responden al mercado, automatizar procesos clave, reentrenar talento en nuevas habilidades y, sobre todo, dejar de pensar en trimestres y empezar a pensar en décadas.

Muchos CEOs están integrando nuevas métricas que antes no existían en sus dashboards. Algunas de las más utilizadas actualmente en compañías resilientes son:

  • Índice de Capacidad de Reinvención: mide qué tan rápido una empresa puede ajustar su oferta o estructura.
  • Velocidad de Implementación: del diseño estratégico a la ejecución táctica.
  • Índice de Cultura Adaptativa: basado en encuestas internas de mindset, colaboración y aprendizaje continuo.

El liderazgo también se transforma

El CEO de 2025 necesita operar en modo “antifrágil”: tomar decisiones que no sólo toleren la incertidumbre, sino que se alimenten de ella. Esto significa liderar desde la empatía, abrir espacios a la innovación descentralizada, y aceptar que el control absoluto es una ilusión del siglo pasado.

Hoy, las compañías que prosperan tienen líderes que saben comunicar con transparencia, ajustar rápido sus narrativas, y conectar la estrategia con un propósito que inspire tanto a inversionistas como a colaboradores.

No es opcional, es estructural

Resiliencia ya no es una respuesta; es una estructura. Está en los modelos de negocio, en las culturas organizacionales, en las nuevas reglas del liderazgo. Es lo que permitirá que una empresa no sólo sobreviva este 2025, sino que llegue con relevancia a 2030.

La pregunta no es si estás listo para ser resiliente. La pregunta es: ¿ya estás rediseñando tu empresa para resistir lo que viene?

Porque en este mundo, la resiliencia no es el plan B. Es el único plan que queda en pie.