Netflix no compite, retiene
En el mar de plataformas de streaming que crece sin parar, Netflix no está ganando por tener más contenido, sino por saber exactamente cómo mantener a su audiencia. Hoy en día, en Estados Unidos, el hogar promedio tiene casi cinco suscripciones, más del doble que en 2019. Ya no basta con atraer nuevos usuarios: lo que realmente importa es que se queden. Y en eso, Netflix es el rey.
Mientras otras plataformas como Disney, Max o Paramount luchan con tasas de cancelación mensuales que van del 5% al 8%, Netflix mantiene su “churn” en niveles casi inalcanzables: entre 2% y 3%. Esa diferencia, aunque parezca pequeña, es enorme en un mercado tan competitivo. Y se debe a una estrategia muy clara: el marketing de retención.
¿Qué es el marketing de retención y por qué Netflix lo domina?
El marketing de retención es ese arte —y ciencia— de no sólo atraer clientes, sino de mantenerlos conectados, satisfechos y, sobre todo, activos. Netflix entiende que no se trata sólo de ofrecer contenido, sino de construir una experiencia que el usuario no quiera soltar.
¿Cómo lo logra?
- Recomendaciones personalizadas que sí funcionan: no es casualidad que siempre encuentres “algo para ver”.
- Producciones propias y exclusivas que se convierten en conversación global.
- Navegación sencilla y sin fricciones desde cualquier dispositivo.
- Ritmo constante de estrenos que mantiene la plataforma fresca cada semana.
- Marcas emocionales: Netflix ya no es únicamente una plataforma, es parte de la rutina diaria.
Esto crea lo que muchos quieren pero pocos logran: lealtad digital. El usuario siente que Netflix lo entiende, que siempre hay algo esperándolo. Y eso, en un entorno saturado, vale oro.
¿Qué nos dice esto de nuestra nueva cultura de entretenimiento?
El crecimiento del streaming no es sólo un fenómeno tecnológico, es una transformación cultural. Cada vez estamos más acostumbrados a pagar por experiencias personalizadas. El entretenimiento ahora se consume a la carta, sin horarios ni comerciales, y desde cualquier lugar. Las smart TVs son cómplices perfectas: accesibles, intuitivas y con acceso a múltiples plataformas.
Pero esta cultura también revela algo más: las suscripciones se han vuelto parte del hogar. Así como antes se contrataba cable o Internet, ahora se elige un combo de plataformas según los gustos de la familia. Y entre tantas opciones, la fidelidad se gana con experiencia, no sólo con contenido.
Leer más: Banorte invierte $50 MDD en fintech RappiCard
¿Y el cine tradicional? Ajustándose al nuevo guión
Mientras las plataformas perfeccionan sus estrategias de retención, el cine enfrenta una encrucijada. La experiencia de ir a una sala sigue siendo especial, pero ahora compite con la comodidad del sofá, la pantalla 4K y el catálogo infinito. Esto no significa el fin del cine, pero sí una clara necesidad de reinvención. Ya sea con funciones premium, festivales o estrenos exclusivos, el cine debe encontrar nuevas formas de conectar con audiencias que ya tienen todo en casa.
¿Por qué importa esto para el futuro del entretenimiento?
La gran lección de Netflix es que el verdadero liderazgo no se logra sólo con volumen, sino con conexión. En un entorno donde todos compiten por nuestra atención, las plataformas que sepan mantenernos enganchados sin que lo notemos serán las que dominen. Y eso es marketing de retención en su máxima expresión.
Para empresas, marcas y creadores de contenido, la enseñanza es clara: construir lealtad es más poderoso que atraer miradas momentáneas. Netflix no sólo entretiene: entiende a su audiencia, la escucha, se adapta y anticipa. Por eso no lo cancelamos. Por eso, sigue siendo el referente.