¿Qué está pasando con la cerveza?
Durante décadas, la cerveza ha sido el símbolo universal de la convivencia. En México y en gran parte del mundo, decir “vamos por unas chelas” era casi un ritual sagrado. Sin embargo, las estadísticas cuentan otra historia: en 2023, las ventas globales de cerveza con alcohol cayeron un 1% en volumen, mientras que las cervezas sin alcohol crecieron un 9%, según datos de CNBC. Este crecimiento sostenido ya puso a esta categoría a punto de rebasar a las ales como la segunda más consumida, justo detrás de las lager, que todavía dominan con más del 90% del mercado.
Pero… ¿cómo que ya no queremos cerveza? No es que de pronto el sabor se haya vuelto desagradable, es que las prioridades están cambiando. Lo que tomamos, comemos y hacemos está cada vez más influenciado por una preocupación real por la salud física y mental.
¿Y ahora cómo estamos socializando?
Lo que antes era una cita para beber, hoy puede ser una invitación a correr al amanecer, tomar una clase de pilates en grupo o ir al gym con tu mejor amiga. El wellness se ha convertido en una forma de socializar. Las redes sociales están llenas de historias de maratones, nuevos récords personales, smoothies post-entreno y selfies con el mat de yoga.
Estamos viendo un cambio cultural donde la identidad se construye menos en la peda del viernes y más en los hábitos saludables que se comparten. Y esto no es exclusivo de las grandes ciudades. En Chihuahua, cada vez hay más espacios y eventos donde se promueve este tipo de vida activa: carreras recreativas, rutas de hiking, gimnasios boutique, festivales wellness, clubes de ciclismo… la idea es movernos juntos.
¿Por qué está pasando esto?
Varios factores explican esta transformación:
- Mayor conciencia sobre salud mental y física: La pandemia aceleró una conversación pendiente: el autocuidado. Dormir bien, moverse, alimentarse mejor y reducir el consumo de sustancias como el alcohol ya no es solo cosa de “los fitness”, sino una meta colectiva.
- Millennials y Gen Z lideran el cambio: Las nuevas generaciones están tomando decisiones de consumo basadas en valores: sostenibilidad, bienestar y autenticidad. Según estudios de NielsenIQ, el 66% de los consumidores millennials están tratando de reducir su consumo de alcohol.
- La tecnología y el biohacking: Relojes inteligentes, apps de ejercicio, monitoreo del sueño, podcasts de salud… nunca habíamos tenido tanta información (y obsesión) por optimizar nuestro cuerpo y mente.
- Cultura de alto rendimiento: En una era donde todo se mide (pasos, calorías, rutinas, productividad), la fiesta se está reconfigurando. Ya no se trata únicamente de desestresarse, sino de lograr equilibrio, claridad mental y bienestar duradero.
¿Las cervezas sin alcohol son parte de la solución?
Totalmente. Lo interesante no es sólo que crezcan en ventas, sino cómo se están posicionando. Hoy, una cerveza sin alcohol puede ser artesanal, tener bajo contenido calórico, incluir electrolitos o incluso adaptógenos. Ya no es “la cheve del conductor designado”, es una opción deseada por quien quiere convivir sin sacrificar su rutina saludable.
Marcas grandes como Heineken 0.0, Corona Cero y Athletic Brewing están invirtiendo fuerte en innovación para crear bebidas que cumplan con las nuevas exigencias del consumidor: sabor, calidad y bienestar.
¿Esto es el fin de la peda?
No necesariamente. La vida social sigue existiendo, pero está tomando nuevos formatos. Ya no es solo antro o cantina: ahora puede ser una clase de HIIT, un brunch con kombucha o una salida en bici. Eso sí, los excesos ya no están tan de moda.
Además, la industria está respondiendo. Hay bares sin alcohol, mocktails de autor y experiencias wellness con enfoque social: desde retiros hasta festivales de bienestar.
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¿Y esto qué tiene que ver con Chihuahua?
En Chihuahua, la tendencia también se siente. Cada vez hay más espacios para moverse, respirar y conectar de forma sana. El clima, los paisajes y la infraestructura permiten que actividades como el trail running, el ciclismo y el senderismo tengan auge.
Además, hay iniciativas que mezclan el networking con la salud. Empresas que promueven espacios para correr juntos, clubs deportivos con enfoque comunitario, y hasta cafés que ofrecen bebidas funcionales en lugar de cafés con piquete.
Este giro hacia el wellness también puede ser una oportunidad económica para emprendedores que quieren ofrecer productos y servicios alineados con esta nueva forma de convivir.
La nueva fiesta es saludable
Socializar ya no significa únicamente brindar. Significa conectar desde un lugar más sano, con propósitos compartidos y objetivos claros. Si antes la foto de la noche era con una chela en la mano, hoy es con tenis, agua mineral y un grupo de amigos sudados, pero felices.
El wellness no vino a quitarle diversión a la vida social, vino a darle otro tipo de energía. Más enfocada, más presente, más consciente. Y si eso implica decirle adiós a la resaca del domingo, parece que todos estamos dispuestos a brindar… con electrolitos.