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Formar ciudadanos globales desde la niñez: el legado de EpC y FECHAC

Educación para Compartir, nacida en la Sierra Tarahumara, lleva su modelo educativo a 13 países, impactando a más de 2 millones de personas

De lo local a lo global: cómo una organización nacida en Chihuahua inspira al continente

Entrevista con Abraham Muñoz, director de Educación para Compartir en México

En una entrevista inspiradora con Abraham Muñoz Barbosa, director de Educación para Compartir (EpC) en México, quien nos compartió cómo una organización nacida en la Sierra Tarahumara ha logrado llevar su modelo educativo a todo el país y más allá, con presencia en 13 países y más de 2 millones de beneficiarios. Y sí, todo con una visión clara: formar mejores ciudadanos globales desde la niñez.

Las organizaciones civiles, clave para los ODS

Cuando le preguntamos cuál es el rol de las organizaciones civiles en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), Abraham lo dejó claro: “Sin ellas, simplemente no podríamos lograrlo.” Citando al secretario general de la ONU, explicó que los ODS no se cumplen desde una oficina en Nueva York, sino en el campo, en las comunidades, y ahí es donde las OSC tienen un papel fundamental.

Son catalizadoras del cambio, conectadas con la realidad local, pero con impacto global. Además, su cercanía con todos los sectores –empresas, gobiernos, medios, comunidades– las convierte en actores esenciales para movilizar acciones concretas que transformen el entorno.

Educación para Compartir: jugar para cambiar el mundo

Desde hace 18 años, Educación para Compartir trabaja con niñas, niños, jóvenes, docentes y familias en todo México y otros países, usando el juego como herramienta de aprendizaje. Pero no es sólo jugar por jugar: cada actividad está pensada para que quienes participan se vuelvan conscientes de los grandes retos globales y, lo más importante, actúen para resolverlos.

“Si me preocupa la violencia, hago algo para enfrentarla; si me preocupa la salud o el medio ambiente, también me involucro”, nos cuenta Abraham.

Lo más increíble es que todo comenzó en la Sierra Tarahumara, gracias al apoyo de FECHAC, que no sólo impulsó sus primeras actividades, sino que ayudó a fortalecer su estructura organizativa, financiera y de medición de impacto. Hoy, EpC se enorgullece de “exportar lo bien hecho en México en materia social”.

Un modelo desde Chihuahua que se replica en América

Abraham compartió su reciente experiencia en la CEPAL, donde EpC fue presentado como caso de éxito. Ahí mostró cómo una idea nacida en Chihuahua puede escalar a nivel continental y ser ejemplo de colaboración entre sociedad civil, iniciativa privada y gobiernos.

FECHAC fue parte clave de ese mensaje. “Es un modelo replicable, bien hecho en México, que demuestra cómo se pueden alinear recursos, esfuerzos y datos para cumplir con los ODS”, explicó. Lo impresionante, según Abraham, es que FECHAC no sólo invierte en proyectos con impacto social, sino que tiene perfectamente identificados los objetivos, metas e indicadores en los que incide cada peso que se invierte. Algo poco común en el continente.

¿Qué tienen las OSC que no tienen los demás?

Al cerrar la charla, Abraham nos compartió lo que, según él, hace únicas a las organizaciones civiles:

  1. Proximidad y sensibilidad al contexto local. Están donde ocurren las cosas, conocen la realidad y saben cómo responder a ella.
  2. Innovación constante. Tienen que reinventarse todo el tiempo, lo que las vuelve ágiles, adaptables y creativas frente a los cambios.
  3. Capacidad para construir puentes. Conectan a todos los sectores y fomentan la participación activa, desde lo más local hasta lo global.

Chihuahua, semillero de impacto

Para Abraham y Educación para Compartir, el camino apenas empieza. A pesar de los 18 años de trayectoria, sienten que apenas están calentando motores. Su paso por la CEPAL y el interés internacional por replicar el modelo de FECHAC y EpC demuestran que lo que se hace desde Chihuahua puede resonar en todo el continente.

Con la mirada puesta en el futuro, Abraham concluye con optimismo: “Juntos podemos hacer cosas increíbles, no sólo en foros en Latinoamérica, sino en el mundo”.