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PICE demuestra que las soluciones nacen de la propia comunidad

Carolina Muñoz, Coordinadora de proyectos especiales sobre PICE

En Referente platicamos con Carolina Muñoz, Coordinadora de Proyectos Especiales, sobre el Proyecto Integral Conjunto Estratégico (PICE), una iniciativa que busca articular esfuerzos entre organizaciones sociales para lograr un mayor impacto en temas clave como salud, educación y capital social en Chihuahua.

Este proyecto nació en 2013 como una iniciativa piloto impulsada por el Consejo de la Fundación del Empresariado Chihuahuense (FECHAC), mejor conocida como FECHAC, a partir de un diagnóstico donde se identificaron los apoyos existentes en la ciudad. Durante ese proceso —que incluyó un ejercicio de mapeo— se descubrió que muchas organizaciones trabajaban de manera aislada, sin conocerse entre sí, sin indicadores compartidos y, en muchos casos, abordando problemáticas similares sin coordinación. A raíz de ese hallazgo, se organizó una reunión virtual donde surgió la idea de crear una plataforma que permitiera unir esfuerzos, compartir datos y generar estrategias conjuntas con objetivos comunes. Así fue como nació lo que hoy conocemos como PICE.

La idea no es llegar y “rescatar” desde afuera. Al contrario, se trata de trabajar desde adentro, con quienes viven el día a día de cada colonia. ¿El objetivo? Atacar problemáticas muy específicas que varían de comunidad en comunidad, pero siempre con una fórmula que combina datos duros, diagnóstico comunitario y mucha participación social.

Entonces, decidieron hacer zoom y enfocarse en zonas vulnerables, pero con un enfoque bien pensado. Cerro Grande fue la primera comunidad en entrarle al modelo; luego se sumaron Riberas de Sacramento y Punta Oriente.

¿Qué hace único al PICE?

Todo comienza con un diagnóstico comunitario. Se revisan fuentes oficiales, estadísticas y documentos, pero también se escucha a la comunidad. Porque nadie sabe más de lo que necesita un barrio que quienes viven ahí. Se hacen reuniones, se identifican problemas y después se buscan organizaciones expertas para cada necesidad. No sólo se trabaja con ellas, también se definen metas, indicadores y un plan claro.

Además, se capacita a líderes locales para que puedan replicar las soluciones, proponer proyectos y convertirse en agentes de cambio en su propia comunidad. El poder está en su gente.

Retos y soluciones reales

Implementar el modelo no ha sido un paseo. Cada comunidad tiene sus propios rollos. Por ejemplo, en Cerro Grande enfrentaron un problema serio de rickettsia. La comunidad pedía fumigar, pero los epidemiólogos explicaron que eso sólo era una solución superficial. La verdadera respuesta estaba en limpiar, eliminar fuentes del problema y educar.

Y así se hizo. Se trabajó de la mano con la gente, se les capacitó y, con apoyo municipal, se organizaron “destilichaderos”. Resultado: el brote se controló. Este tipo de retos se resuelven con información, comunidad y acción coordinada.

La clave: colaboración entre organizaciones

Uno de los grandes logros del PICE ha sido unir a organizaciones que antes trabajaban de forma aislada. Hoy, se conocen, se capacitan juntas, construyen teorías de cambio y se reparten el trabajo con base en sus fortalezas. Esto ha permitido que se aborden problemas complejos desde distintos ángulos, con expertos en salud, educación, deporte y apoyo psicológico, todos colaborando hacia un mismo objetivo.

¿Y cómo se asegura la continuidad?

Aquí entra la sostenibilidad. Muchas organizaciones que trabajaron en Cerro Grande ya no están ahí, pero adoptaron la metodología del PICE y la replican en otros lados. La cultura de colaboración ya es parte de su ADN.

Además, desde 2017, el modelo cuenta con coparticipación del gobierno municipal, lo que garantiza financiamiento a largo plazo. Pero para seguir creciendo, necesitan más aliados: donantes, voluntarios, organizaciones y, sobre todo, comunidades dispuestas a participar.

Lo que deja huella: liderazgo comunitario

Uno de los mejores aprendizajes es que el cambio más duradero viene desde adentro. En Riberas de Sacramento, por ejemplo, un grupo de mamás notó que los abuelitos del barrio necesitaban atención. Empezaron con comidas los jueves, y hoy tienen un comedor activo de lunes a viernes, con actividades, juegos, películas y compañía para los adultos mayores.

Así es como el PICE deja huella: creando redes, construyendo comunidad y demostrando que con voluntad, estrategia y colaboración, sí se puede cambiar la historia de una colonia.

Conclusión: una idea que puede replicarse

El PICE no es una fórmula mágica, pero sí un modelo probado que puede adaptarse y replicarse en cualquier comunidad que quiera mejorar desde adentro. Se trata de formar líderes, conectar organizaciones, identificar necesidades reales y trabajar en conjunto. Si hay voluntad, hay forma.

Porque al final, transformar comunidades no es sólo llegar con soluciones, sino construirlas juntos. Y eso, definitivamente, es bien gozoso.