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Plan México: Polos de desarrollo, buenas intenciones y una realidad que corre más rápido

Por Jorge Cruz Camberos

Claudia Sheinbaum ha lanzado el ambicioso Plan México, un proyecto integral con visión de largo plazo que promete transformar la economía nacional y reposicionar al país en el mapa global. Con 18 programas que tocan desde autosuficiencia alimentaria hasta energía, y una apuesta clara por reelanzar el “Hecho en México”, la presidenta ha dejado claro: México quiere entrar al top 10 de las economías mundiales.

Uno de los pilares más estratégicos de este plan son los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar. Se han creado 14 a lo largo del país, y uno de ellos está en Chihuahua, bajo la jurisdicción del llamado “Corredor Frontera”, responsable de cerca del 18% del PIB nacional y centro neurálgico de las exportaciones.

Estos polos buscan dejar atrás el modelo de país ensamblador, donde se importa, se ensambla y se exporta sin valor agregado. En su lugar, se plantea una arquitectura económica más completa, con economía circular, infraestructura social —escuelas, vivienda, salud— y un espíritu productivo capaz de integrar innovación, sostenibilidad y desarrollo comunitario.

La Paradoja de Juárez

Y, sin embargo, en ciudades clave como Juárez, la realidad aún no alcanza el discurso. En el último año, la ciudad ha perdido más de 60,000 empleos, presionada por múltiples frentes:
El aumento del salario mínimo, que si bien es un avance en términos sociales, ha resultado en una pérdida de competitividad para empresas intensivas en mano de obra.
Problemas logísticos con empresas como Rivian —fabricante de vehículos eléctricos aliado de Amazon— que enfrenta complicaciones con devoluciones y cadena de suministro.
El traslado de maquilas a Honduras, donde el costo laboral es más bajo.
La amenaza del regreso de Trump, que ha vuelto a colocar aranceles del 25% a exportaciones mexicanas, inyectando incertidumbre en un ecosistema industrial que depende en gran medida del comercio exterior.

A esto se suma el déficit de infraestructura eléctrica y aduanera. Mientras estados como Tamaulipas cuentan con puertos modernos, carreteras amplias y aduanas funcionales, Juárez —a pesar de ser el principal exportador del país— carece de estos elementos esenciales para escalar su potencial.

Leer más: Ciudad Juárez se reinventa: llega el nuevo Polo de Bienestar San Jerónimo

¿Y si los robots llegan antes que la inversión pública?

La urgencia de modernización se acelera por la imparable ola tecnológica. Amazon ya está probando robots humanoides que pronto podrían encargarse de repartir paquetes, sustituyendo tareas humanas en tiempo récord. Estos androides, entrenados en un “humanoid park” en San Francisco, son parte de una cadena logística que Amazon planea automatizar completamente, desde el almacén hasta la puerta de tu casa.

Esta tendencia global, combinada con el desarrollo de inteligencia artificial, podría desplazar empleos industriales y logísticos mucho antes de que los Polos del Bienestar estén en operación plena.

La visión está. ¿Y los recursos?

El Plan México tiene una narrativa poderosa y, sobre el papel, una estructura estratégica coherente: polos productivos, incentivos fiscales, nearshoring, y una nueva visión de valor agregado nacional. Pero la velocidad del mundo exige más que buenos planes: exige inversión inmediata, infraestructura real, y ejecución quirúrgica.

Juárez, símbolo de la frontera trabajadora, no puede esperar a que los robots lleguen para entonces hablar de electrificación o aduanas modernas. Necesita que el plan tenga ritmo, recursos y resultados.

Porque el reloj del futuro no se detiene. Y México no puede permitirse llegar tarde.