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Canadá busca fortalecer su comercio agroalimentario con México

Un nuevo vecino interesado

En un mundo donde los países cierran filas y levantan barreras comerciales, Canadá está haciendo justo lo contrario: abrir puertas y mirar al sur. ¿La razón? Diversificar su comercio y encontrar en México un socio estratégico y confiable para el futuro. La agencia estatal Export Development Canada (EDC) ya está trazando un mapa claro para crecer en territorio mexicano, con un enfoque en un sector clave y muy sensible: el agroalimentario.

Hoy por hoy, tanto México como Canadá comparten una debilidad estructural: dependen, y mucho, del comercio con Estados Unidos. Para Canadá, el 78% de sus exportaciones termina en suelo estadounidense. En el caso mexicano, ese número llega al 83%. Este tipo de dependencia no solo es riesgosa, sino que también limita el potencial de crecimiento económico. Por eso, una alianza más estrecha entre ambos países podría ser justo lo que necesitan para ganar fuerza frente a un escenario global cada vez más incierto.

De la maple al maíz: el plan agroalimentario de Canadá

Aunque Canadá es un gigante agroalimentario, México apenas representa el 2.9% de sus exportaciones en este rubro. El resto, como era de esperarse, va a Estados Unidos. Pero eso podría cambiar. El potencial para crecer en el mercado mexicano es enorme, especialmente si consideramos que en 2024 México promulgó la Ley General de Alimentación Adecuada y Sustentable. Esta legislación busca garantizar el abasto alimentario para una población que superará los 149 millones de personas en 2050. En otras palabras: México va a necesitar más comida y, preferentemente, de calidad y sostenible.

Y aquí es donde Canadá entra con fuerza. Mientras México ocupa el lugar 43 de 113 en el Índice de Seguridad Alimentaria Global de The Economist, Canadá presume el séptimo sitio. Esta diferencia revela no sólo una brecha estructural, sino también una oportunidad comercial con implicaciones geopolíticas. Canadá tiene lo que México necesita, y México tiene la población y la demanda para justificar una alianza de largo plazo.

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¿Y por qué debería importarnos todo esto?

Esta movida canadiense no es sólo buena para las cifras de exportación. También es una puerta abierta para que México eleve sus estándares de seguridad alimentaria, mejore el acceso a productos de calidad y, de paso, construya relaciones comerciales menos dependientes de Estados Unidos.

Además, la llegada de más productos agroalimentarios canadienses puede incentivar la competencia, impulsar mejores prácticas en el campo mexicano y hasta atraer inversión en infraestructura alimentaria. Para la economía nacional, eso significa empleos, tecnología, capacitación y una mejor resiliencia frente a crisis alimentarias o comerciales.

Menos muros, más alianzas

Mientras otros levantan muros, Canadá y México tienen la oportunidad de construir puentes. En un contexto global incierto, donde el proteccionismo gana terreno, diversificar aliados no es sólo inteligente: es vital. Si ambos países saben jugar bien sus cartas, esta relación podría redefinir el mapa agroalimentario del continente y reforzar la seguridad económica de dos socios que, aunque diferentes, comparten mucho más que sólo un vecino en común.