El impacto del Parque Barrancas en las comunidades rarámuri: desarrollo, retos y oportunidades
Ubicado en el corazón de la Sierra Tarahumara, el Parque Barrancas no solo es uno de los principales destinos turísticos del norte del país, sino también un punto de encuentro entre la modernidad y la tradición. Desde su inauguración en 2010, el parque ha significado una transformación profunda para muchas de las comunidades rarámuri que habitan en la zona, generando tanto oportunidades como desafíos que hoy siguen en debate.
Nuevas fuentes de ingreso… pero no para todos
Para muchas familias rarámuri, el turismo ha representado una oportunidad para mejorar su economía a través de la venta de artesanías, la oferta de guías comunitarios y el empleo en servicios locales. Mujeres que antes caminaban kilómetros para comercializar sus productos, ahora encuentran clientes frente al mirador de Divisadero.
Choque cultural y preservación de la identidad
El contacto constante con turistas también ha modificado dinámicas sociales y culturales. Algunas autoridades tradicionales han expresado preocupación por la pérdida progresiva de prácticas ancestrales, especialmente entre los jóvenes, así como por la folklorización de su cultura para complacer al visitante.
No obstante, también ha habido esfuerzos por fortalecer la identidad rarámuri a través de proyectos culturales, exposiciones de lengua y ceremonias compartidas con turistas, lo que ha permitido visibilizar su cosmovisión y sus luchas actuales.