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Chihuahua destaca como uno de los ecosistemas emprendedores más sólidos de América Latina

Por Ricardo Bustos, presidente de la Red Emprende Chihuahua Capital

De Latina al diagnóstico real

En América Latina, los ecosistemas de emprendimiento evolucionan a distintas velocidades. Pero cuando se comparan entre sí —como en el primer módulo del Certificado BID–Prodem en Desarrollo de Ecosistemas— surgen patrones claros: hay ciudades que apenas están empezando a fortalecer sus redes, y hay otras que ya han consolidado trayectorias, metodologías y modelos replicables. Chihuahua se ubica en esta última categoría.

En un ejercicio colaborativo, participantes de distintas regiones analizaron la madurez emprendedora de sus ciudades dentro de un país ficticio llamado Latina. Allí se posicionó a Chihuahua como uno de los pocos ecosistemas con actividad emprendedora dinámica ALTA, junto a Montevideo (Uruguay) y Lima (Perú), y en una categoría inmediatamente inferior, ciudades como Trujillo, Concepción, Bogotá, Santiago de Chile, Ciudad de México y Buenos Aires.

¿Qué hace fuerte a Chihuahua?

La distinción no fue simbólica. Chihuahua destacó por su diversidad de perfiles de emprendimiento —tecnológicos, sostenibles, sociales, cooperativos, tradicionales y digitales— y por demostrar articulación institucional, herramientas propias de evaluación y políticas públicas activas.

Durante 2024, Chihuahua reportó un crecimiento del 55% en la apertura de nuevas empresas. Este dinamismo no ha sido aislado, sino resultado de una estrategia que conecta talento, estructura y visión a largo plazo. Uno de los pilares de esa estrategia ha sido la Red Emprende Chihuahua Capital, que desde 2016 articula a más de 60 instituciones del ecosistema y ha desarrollado herramientas clave como la Ruta del Emprendimiento, un modelo estructurado de acompañamiento por etapas, y el Manual de Evaluación de Proyectos y Pitches, financiado por la Fundación del Empresariado Chihuahuense A.C.

Diagnóstico desde dentro

Chihuahua no sólo fue analizado desde fuera: también lideró el proceso de diagnóstico desde dentro. Diecinueve representantes de Chihuahua Capital participan actualmente en la Certificación DEEI del BID–Prodem, y fue en una de sus primeras actividades donde se identificó su ecosistema como uno de los más avanzados en América Latina.

Esta clasificación no fue una etiqueta decorativa, sino el resultado de un análisis entre pares de distintas ciudades del continente, que compararon factores como articulación institucional, escalabilidad de programas, diversidad de modelos de negocio y políticas públicas de apoyo. El ecosistema chihuahuense mostró evidencias tangibles como casos de éxito, integración en cadenas productivas, procesos de inversión y formación continua para actores clave del ecosistema.

Aprendizajes desde otros territorios

Mientras otras regiones del ejercicio —como Ambo-Huánuco, Huánuco, Colonia, Coquimbo, Hermosillo, Oaxaca, Tijuana y Tamaulipas— identificaban retos como baja escalabilidad, débil vinculación institucional o falta de estandarización en la evaluación de proyectos, Chihuahua fue percibido como una referencia viable. No por tener más recursos, sino por demostrar que con estructura, colaboración y voluntad compartida, se pueden lograr impactos reales.

Las reflexiones de los equipos participantes coincidieron en la urgencia de generar políticas adaptadas al contexto territorial, compartir aprendizajes entre ecosistemas y diseñar rutas que contemplen inclusión, impacto y sostenibilidad. Chihuahua ya no sólo es parte de esa conversación: está ayudando a dirigirla.

De modelo local a referente regional

Durante el Conecta Summit México 2025, varios líderes de organizaciones y gobiernos locales —de estados como Sonora, Oaxaca, Tamaulipas y Baja California— manifestaron su interés en replicar el modelo de articulación que ha desarrollado Chihuahua. Una frase que resonó con humor (y algo de admiración) durante el evento lo resume bien:

“Tan sencillo que era… sólo había que hacer lo que hace Chihuahua”.

Este reconocimiento no es fortuito. Es el resultado de años de trabajo articulado, inversión en herramientas locales y una visión clara sobre cómo profesionalizar sin perder lo humano. Es el fruto de una red que no solo organiza eventos, sino que crea rutas de acompañamiento, estructura procesos y se pregunta continuamente: ¿cómo podemos mejorar?

De la cima al compromiso

Pero estar en la cima no significa tenerlo todo resuelto. Significa asumir el compromiso de compartir lo que ha funcionado, aprender de otros territorios y seguir fortaleciéndose desde adentro. Esa es la responsabilidad que implica convertirse en referente: ayudar a que otros lleguen, sin dejar de avanzar. Chihuahua ha llegado a ese punto. Y lo ha hecho con instituciones públicas, privadas, académicas y sociales que entienden que la colaboración no es un valor decorativo, sino una estrategia de desarrollo.


Porque lo que hoy hace fuerte a Chihuahua no es únicamente lo que ha construido, sino su voluntad de compartirlo.