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México necesita invertir en el futuro, no sólo en el presente

Por Jorge Rodrigo Cruz Camberos

Cada año el Paquete Económico nos deja la misma pregunta: ¿en qué está gastando México su dinero? Para 2026, el presupuesto federal destina sus mayores rebanadas a transferencias a estados y municipios (21%), gasto administrativo de secretarías (21%), salud (18%), seguridad social (13%), deuda (12%) y empresas públicas como Pemex y CFE (11%).

El problema es que gran parte de ese dinero se va a apagar fuegos: pagar deudas, cubrir burocracia o sostener empresas estatales con bajo rendimiento. Eso sirve para la foto de corto plazo, pero no necesariamente para el México que queremos dentro de 20 años.

¿Dónde deberíamos invertir más?

1. Educación y capacitación técnica. México tiene que volverse la fábrica de talento del nearshoring. Bilingüismo, robótica, semiconductores, agroindustria de alto valor: ahí está la clave.
2. Infraestructura estratégica. Menos elefantes blancos, más puertos secos, aeropuertos regionales, trenes de carga y carreteras que conecten las zonas productivas con la frontera. La competitividad se mide en costo logístico.
3. Innovación y clústeres industriales. Apostarle en serio a parques tecnológicos, incubadoras y capital de riesgo nacional. El futuro se construye con ecosistemas, no con subsidios dispersos.
4. Salud preventiva. Hoy casi todo el gasto se va a hospitales. Necesitamos invertir en nutrición, deporte comunitario y bienestar. Un país sano es un país más productivo.
5. Seguridad y estado de derecho. Sin confianza en jueces y policías profesionales, la inversión no llega. Tan sencillo como eso.

El cambio que necesitamos

México no puede seguir administrando la inercia. O invertimos en la gente, en infraestructura moderna y en innovación, o nos resignamos a vivir con crecimiento mediocre y desigualdad eterna.

Es momento de pensar en grande: un presupuesto que no solo pague las cuentas del presente, sino que construya el país del futuro. Porque el verdadero legado de cualquier gobierno no se mide en programas sociales o deuda pagada… sino en la capacidad de dejar a las próximas generaciones un México más competitivo, más justo y con más oportunidades reales para todos.