La llegada de inversiones extranjeras a México —y particularmente a Chihuahua— se ha acelerado gracias al fenómeno del nearshoring y a la reconfiguración de las cadenas globales de valor. Sin embargo, estas inversiones, por sí solas, no garantizan un desarrollo económico sostenible. El verdadero desafío consiste en transformar los capitales exprés en motores de innovación y competitividad local.
El dilema de la dependencia
Durante décadas, buena parte de la industria chihuahuense se ha concentrado en el modelo de maquila: manufactura intensiva en mano de obra, bajo valor agregado y alta dependencia de Estados Unidos. Este esquema, si bien generó empleo, no logró consolidar una estructura empresarial capaz de competir en innovación y tecnología.
Hoy el riesgo es repetir el patrón: recibir inversiones de manera rápida pero sin lograr la transferencia de conocimiento, tecnología y valor económico hacia las empresas locales. Si no se generan eslabones más profundos en la cadena productiva, Chihuahua podría convertirse en un simple receptor de capital temporal, sin cimentar un crecimiento sostenible.
De receptor pasivo a socio estratégico
La pregunta clave es: ¿cómo transformar la inversión extranjera en una palanca de desarrollo?
Las respuestas pasan por tres ejes:
1. Integración de PYMES locales a las cadenas de valor.
Las pequeñas y medianas empresas deben dejar de ser proveedoras de bajo costo para convertirse en socios estratégicos, capaces de ofrecer servicios de ingeniería, logística avanzada, soluciones digitales y manufactura especializada.
2. Capital humano altamente calificado.
No basta con contar con mano de obra abundante; se requieren técnicos, ingenieros y especialistas bilingües con dominio en robótica, automatización, análisis de datos y energías renovables.
3. Ecosistema emprendedor e innovación local.
Las startups y proyectos tecnológicos de Chihuahua deben tener acceso a financiamiento, aceleración y alianzas globales para insertarse en sectores como energía, agroindustria y logística.
El papel estratégico del Tec de Monterrey
En esta transformación, el Tec de Monterrey tiene una responsabilidad fundamental como articulador entre academia, gobierno y sector privado. Su rol va más allá de la formación de estudiantes:
• Educación aplicada: Diseñar carreras, diplomados y programas técnicos alineados a las necesidades reales de los clusters estratégicos (automotriz, aeroespacial, TI, agroindustria, energías renovables).
• Transferencia tecnológica: Crear centros de innovación donde las empresas locales accedan a investigación, prototipos y soluciones digitales que normalmente quedarían fuera de su alcance.
• Vinculación internacional: Aprovechar su red global para conectar empresas chihuahuenses con socios e inversionistas en Asia, Europa y Norteamérica.
• Impulso al emprendimiento: A través de incubadoras y aceleradoras, fomentar startups que resuelvan retos locales de logística, energía y sustentabilidad.
Una propuesta adicional: movilidad académica hacia Chihuahua
El Tec de Monterrey puede dar un paso más y consolidar su papel como plataforma nacional de integración industrial. Una iniciativa estratégica sería ofrecer dentro de todos sus campus del país la opción de que estudiantes interesados cursen uno o dos semestres en Chihuahua.
Esta experiencia permitiría que jóvenes de ingeniería, negocios y tecnología vivan de primera mano la interacción con directores de las industrias clave de la región:
• Aeroespacial
• Movilidad y automotriz
• Manufactura avanzada
• Agroindustria
• Minería
Con ello se lograría no solo atraer talento hacia Chihuahua, sino también difundir a nivel nacional la relevancia de sus clusters industriales, creando un círculo virtuoso entre educación, innovación y desarrollo económico regional.
Chihuahua se encuentra en una posición privilegiada dentro del corredor de crecimiento de Norteamérica. Sin embargo, no basta con atraer capital; es indispensable transformarlo en capacidades locales duraderas. Para lograrlo, se requiere una alianza efectiva entre gobierno, sector privado y academia.
El Tec de Monterrey, con su prestigio y experiencia, está llamado a ser el punto de encuentro donde se alineen la inversión extranjera, el talento local y la innovación tecnológica. Y, con programas de movilidad académica que acerquen a estudiantes de todo el país a las industrias clave de Chihuahua, puede convertirse en el verdadero catalizador de un modelo de desarrollo que trascienda fronteras y generaciones.