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Promover para convertir: la filosofía de vida e impulsar el crecimiento

La visión y liderazgo de Manuel Alderete Muñoz han sido claves para impulsar la industria y atraer inversiones que marcaron el rumbo económico del estado de Chihuahua.

En Referente hablamos con uno de los arquitectos más importantes del desarrollo económico de la región. Con 46 años de trayectoria, este ingeniero químico y estratega incansable nos compartió los momentos clave, las decisiones arriesgadas y las visiones compartidas que convirtieron a Chihuahua en un verdadero polo de inversión y competitividad.

Desde su papel en el desarrollo económico del estado en los años 70 hasta su participación directa en atraer grandes nombres como Ford o Kelsey Hayes, Manuel ha sido testigo y protagonista del cambio. Y en sus palabras hay una fuerza que inspira y confirma una idea poderosa: “La gente de Chihuahua canta la misma canción”. Esa canción, de unidad, trabajo y visión, sigue siendo el himno de quienes creen que el desarrollo no es casualidad, sino el resultado de una estrategia compartida.

Planear el futuro desde el llano

Corrían los años 70 y Chihuahua enfrentaba serios problemas: desempleo, inestabilidad social y una economía estancada. Fue entonces cuando llegó un diagnóstico externo con precisión quirúrgica: “La economía anda mal porque ya los sectores tradicionales, minería, ganadería ya no pueden crecer para la población que tienen”, recuerda Manuel, citando al ingeniero químico Richard Bolín.

La solución era clara: atraer inversión, industrializar, promover exportaciones, desarrollar el turismo y, sobre todo, construir los parques industriales que no existían aún. Así nació una misión que cambiaría el destino del estado: atraer maquiladoras a una tierra donde ni siquiera había caminos pavimentados.

Uno de los grandes hitos fue la promoción de Honeywell y luego, la llegada de Kelsey Hayes, pionera de lo que hoy es la potente industria de Die Casting en la región. Años después, se logró lo que muchos creían imposible: “La promoción de la planta de motores de Ford, Motor Company y la creación del complejo industrial Chihuahua”, afirma Manuel, con orgullo contenido. ¿La clave?, la fe en una visión plasmada en un documento que mostraba un plano lleno de colores, donde sólo había monte: “La realidad pues era un llano ahí, pero esa fue la gran visión”.

La receta: talento, actitud y estrategia

Chihuahua no sólo se preparó para recibir industria: se organizó para atraerla. Manuel lo resume en una metodología muy clara: Detectar fortalezas: “Tenemos ingenieros electrónicos, y por aquí está creciendo esa industria, pues vamos a promover la electrónica”. Planear cada detalle de la visita: “Desde en qué vehículo los llevas, hasta con quién van a comer”, pero como dice Alderete Muñoz, mostrar unidad: “Cuando una ciudad canta la misma canción, suceden las cosas”.

Esas visitas estratégicas marcaron la diferencia. Empresas como Control Data o Ford encontraron en Chihuahua una tierra fértil por su ubicación, por algo aún más importante: su gente. “Por eso los pasábamos por la colonia Villa, para que vieran de dónde vienen los obreros que les van a construir sus motores”, cuenta Manuel de aquellos años.

Y es que el verdadero diferenciador, incluso frente a gigantes como Jalisco o Saltillo, fue siempre la comunidad: “La actitud de la comunidad, cosa que no se da en la mayor parte de los estados de México”

Gas natural y visión industrial

El gas natural fue otro parteaguas. Gracias a su llegada, industrias complejas y con altos requerimientos energéticos encontraron un hogar en Chihuahua. Así se gestó uno de los ecosistemas industriales más impresionantes del país: el de la inyección de aluminio.

“Un amigo me dijo que éramos el centro de inyección de aluminio más grande del mundo”, recuerda Manuel, señalando a empresas como Kelsey Hayes, Auma, Superior Industries y Pace Industries, como ejemplos de esta evolución. A la par, la industria cerámica —con Internacional de Cerámica y Vitromex— se consolidó gracias a estudios impulsados desde 1979. Ambas industrias, hoy potentes y sofisticadas, son testimonio de lo que ocurre cuando una región apuesta por infraestructura y visión.

Chihuahua se planea, no se improvisa

Después de escucharlo, queda claro que el desarrollo económico de Chihuahua no es producto de la suerte ni de la moda. Es el resultado de décadas de estrategia, planeación, inversión en talento y liderazgo comprometido. “Ese es tu trabajo”, me dijeron cuando me entregaron el plan maestro del complejo industrial, recuerda Manuel. Y vaya que lo cumplió.

Luego de 46 años de distancia, los frutos están a la vista. Chihuahua es hoy un referente industrial que compite con Estados Unidos, con Jalisco, con el mundo. Pero no lo hizo sólo. Lo hizo porque una generación —y ahora varias— entendieron que el futuro se escribe cuando todos, desde empresarios hasta trabajadores, cantan la misma canción. Lo entienden.

Un referente con historia y visión

Manuel Alderete Muñoz, uno de los grandes impulsores del desarrollo económico en el estado de Chihuahua. Hablar con él es como abrir un mapa detallado del crecimiento industrial del estado, pero explicado con frases sencillas, anécdotas poderosas y una mirada al futuro sin adornos. A sus espaldas lleva décadas de trabajo promoviendo inversiones, formando promotores, escribiendo historia… y haciendo historia.

“La única manera de eliminar la pobreza es generar riqueza”

Esa frase la dice con una claridad que no admite réplica. Para Manuel, la clave del desarrollo no es un misterio ni un concepto técnico reservado a expertos: “si se quiere reducir la pobreza, la única solución es generar riqueza”, afirma. Y para generar riqueza, la fórmula es sencilla pero contundente: impulsar los sectores motores como la agricultura, minería, energía e industria.

Aquí entra su conocida analogía de las canicas: “por cada empleo que generas en un sector motor, te van a llegar dos o tres en comercio y servicio”. Si una empresa industrial contrata a 100 personas, eso activa otros 300 empleos indirectos. “Entonces son 400, entonces ya genera un impacto. Y si aparte la industria compra insumos locales, pues son más”.

Gobiernos que entienden, gobiernos que avanzan

La relación con los distintos niveles de gobierno ha sido un “sube y baja”, según su propia definición. Recuerda que hace 40 años el panorama federal era de cerrazón hacia la inversión extranjera. “La ley para promover inversión mexicana limitaba la inversión extranjera, en tiempos de Echeverría”. Hoy el panorama ha cambiado, aunque aún se requiere más comprensión del valor que tiene fomentar proyectos industriales a largo plazo.

Para Alderete, el reto ha sido explicar que cuando llega el desarrollo económico, todos ganan, “del partido que sea”. Los proyectos bien planeados no son banderas partidistas, sino misiones de impacto colectivo.

Trump, aranceles y la oportunidad en el caos

El paso de Donald Trump por la presidencia de EE.UU. trajo incertidumbre, y para Manuel, eso se sintió en Chihuahua: “ya afectó en los nuevos proyectos… pero los que ya estaban, aunque algunos fueron afectados con impuestos, siguen bien”. A largo plazo, cree que Chihuahua puede salir “como los menos dañados de todos los dañados”, especialmente por su cercanía geográfica con Estados Unidos y su fuerte vocación exportadora.

Y es aquí donde también pide un ajuste de visión. Con el panorama internacional cambiando, hay que revisar los sectores estratégicos, dice. Por ejemplo, menciona la llegada reciente de empresas taiwanesas a Ciudad Juárez que generarán más de 20,000 empleos directos. Si se multiplica por los indirectos, estamos hablando de un impacto potencial de más de 60,000 empleos.

“Entonces sí, ahorita es un momento para no replantear, sino evaluar por dónde va la jugada”

El legado: formar promotores del desarrollo

Su filosofía es clara y está enfocada en el impacto social: “uno no viene más para llevarse dinero a la tierra… uno viene para ayudar a los demás”. Cada empleo que se genera es una cadena de beneficios para muchas personas, y por eso está convencido de formar nuevos promotores económicos. Su enfoque es paciente: “todo es trabajar un año en prepararte, dos años en seleccionar un sector y luego vas a traer esa empresa… pero en diez años, nadie se va a acordar de ti”. Lo importante, insiste, es saber que hiciste lo correcto, no que te den una medalla.

Empresas que llevan su huella: de Heineken a Santa Ana

La lista de proyectos en los que ha dejado su huella es larga: desde la llegada de Heineken, una historia que tardó dos años en concretarse, hasta la planta de espárragos, viñedos y bodegas que ayudó a establecer en su pueblo natal, Santa Ana, Namiquipa.

Otras empresas en las que participó incluyen Auma, Motorola, ahora Foxconn, además de proyectos electrónicos y agrícolas en Cuauhtémoc, Jiménez, Camargo y Delicias. Ha trabajado en más de 400 estudios de mercado y factibilidad, una cifra que no dice mucho hasta que se entiende que detrás de cada uno hay una apuesta por abrir oportunidades en lugares donde antes no las había.

A los jóvenes: “no se pongan a vivir la vida de otros”

Su mensaje a las nuevas generaciones es directo y sin filtro: “a veces no tienen el foco, la ruta”. Hoy, dice, los jóvenes se comparan con vidas ajenas que ven por Internet, pero olvidan que están en uno de los mejores lugares del mundo para emprender.

“Somos líderes indusrtiales en México y opotunidades hay por todos lados”

Les recuerda que un municipio de Chihuahua puede ser más grande que un país, y que en casi cualquier rubro —industrial, agrícola o ganadero— hay potencial.

“No tienen otra vida que vivir, no se pongan a vivir la vida de otros”, les aconseja con sabiduría. En otras palabras: miren a su alrededor, levanten la mirada y vean el futuro con optimismo.

Ser un Referente

Es algo que hay que prestar atención… una guía donde hay conocimiento, donde hay información”.

Y eso ha sido Manuel Alderete Muñoz durante décadas para Chihuahua: una guía viva del desarrollo económico, un impulsor con visión de largo plazo y un hombre que convirtió sus conocimientos en acción.

Porque mientras otros esperaban que alguien más hiciera el trabajo, él ya estaba sembrando empleo, industria, vino, historia y desarrollo. Sin reflectores, pero con resultados.