Los autos eléctricos (EVs) llevan años vendiéndose como el futuro de la movilidad. Más limpios, silenciosos y con tecnología de punta. En Estados Unidos ya son una realidad: en agosto de 2024 se vendieron 146 mil EVs, casi el 10% del mercado. Pero no todo es luz: allá se están apagando algunos incentivos fiscales y las ventas podrían frenarse. La pregunta es: ¿qué significa esto para México?
México, potencia automotriz con tarea pendiente
Nuestro país es el cuarto exportador de autos en el mundo. La industria genera empleos, inversión y cadenas de valor enormes. Pero la transición al coche eléctrico no es tan simple como cambiar un motor por una batería:
• Requiere nuevas plantas, infraestructura de carga, técnicos especializados.
• En casa, los EVs todavía son caros, la oferta es limitada y no hay suficientes cargadores en calles y carreteras.
En otras palabras: somos gigantes en producción automotriz, pero apenas estamos arrancando en eléctricos.
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Aranceles y China: la pieza incómoda del rompecabezas
China se ha convertido en potencia global de autos eléctricos, con marcas como BYD ofreciendo modelos más baratos que Tesla. ¿Problema? México acaba de anunciar que subirá hasta un 50% los aranceles a autos importados de China (eléctricos o de combustión) si no hay tratado comercial de por medio.
La jugada busca proteger la industria nacional y atraer inversión: si las marcas chinas quieren vender aquí, lo tendrán que hacer fabricando en México.
Ganamos empleos e inversión, pero perdemos acceso a modelos más baratos que podrían acelerar la adopción de EVs en el mercado local.
¿Y los coches de gasolina?
Aunque los EVs son tendencia global, la realidad es que los autos de combustión interna seguirán rodando muchos años más en México. Razones sobran:
• Son más baratos.
• La gasolina sigue subsidiada en parte.
• La red de recarga eléctrica todavía es insuficiente.
Lo más probable es que veamos un escenario híbrido: más autos eléctricos en grandes ciudades y flotas corporativas, muchos híbridos en el mercado medio, y millones de coches de gasolina circulando en carreteras y poblados durante al menos dos décadas más.
¿Qué camino tomar?
México está en una encrucijada. Tenemos tres posibles rutas:
1. Transición lenta: combustión dominante y eléctricos creciendo poco a poco.
2. Apuesta fuerte: incentivos, infraestructura y producción local que aceleren la electrificación.
3. Escenario híbrido: ni tan eléctrico ni tan de gasolina, con híbridos ganando espacio.
El futuro dependerá de qué tan en serio se tomen las políticas públicas, las inversiones privadas y, claro, qué tan listos estemos los consumidores para dar el salto.
Los autos eléctricos ya no son ciencia ficción, pero en México todavía no arrancan a toda velocidad. Con aranceles altos a China, la presión de Estados Unidos y la necesidad de modernizar nuestra infraestructura, el país tiene que decidir si quiere ser protagonista de la revolución eléctrica… o quedarse rezagado viendo cómo otros marcan el ritmo.