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Inversión en rojo: ¿puede México recuperar el impulso rumbo a 2026?

La caída en la inversión enciende las alarmas: sin capital no hay empleos ni futuro. Pero aún hay margen para reaccionar y encender el motor que puede llevar a México al top 10 de economías.

En economía, hay una regla de oro que no falla: sin inversión no hay crecimiento sostenible, ni empleos de calidad, ni innovación. Y hoy, México enfrenta un semáforo en rojo.

Los datos más recientes son claros: en el segundo trimestre de 2025, la inversión cayó a 22.6% del PIB, su nivel más bajo desde finales de 2022. Lo más preocupante es que la inversión pública apenas alcanzó 2.1% del PIB, un nivel que no veíamos desde 1999. Del otro lado, la inversión privada —que representa el 90% del total— también perdió fuerza, quedando por debajo de lo observado hace un año.

El diagnóstico es directo: estamos perdiendo dinamismo justo cuando más lo necesitamos.

La importancia de invertir hoy

El Plan México plantea una meta ambiciosa: superar el 25% del PIB en inversión hacia 2026. Ese umbral no es caprichoso; es la condición mínima para que el país aspire a meterse en la liga mayor de la economía global, el top 10 de economías.

Pero si seguimos estancados, el futuro será limitado. Basta ver lo que ocurre en el empleo formal: de enero a agosto sólo se generaron 216,538 puestos de trabajo, la cifra más baja para un periodo similar desde 2003 (dejando de lado crisis y pandemias). Sin nuevas inversiones, no hay nuevas fábricas, no hay más innovación, no hay empleos bien pagados.

¿Qué sigue?

El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2026 tiene que responder a una pregunta clave: ¿Estamos invirtiendo con visión de futuro o sólo administrando la inercia?

México necesita garantizar certeza jurídica, infraestructura moderna y un clima de negocios que motive al capital nacional y extranjero a apostar por el país. De lo contrario, será muy difícil alcanzar la meta del 25% del PIB en inversión y, con ello, escalar en el tablero económico mundial.

Un México que puede reaccionar

No todo está perdido. La historia económica muestra que cuando México se propone atraer y cuidar la inversión, el crecimiento llega acompañado de oportunidades y empleos de calidad. El reto es grande, sí, pero también lo es la oportunidad.

Si logramos tomar decisiones con visión de futuro, abrir espacios a la innovación y apostar por la confianza, México puede encender de nuevo su motor económico y demostrar que está listo para competir en las grandes ligas.