En el Colegio de Chihuahua, la Academia Mexicana de Ciencias (AMCCH) impulsa una nueva forma de enseñar que conecta la ciencia con la vida real, fomentando habilidades para el presente y el futuro.
En un contexto donde la educación enfrenta retos urgentes, desde la desconexión con la realidad hasta la falta de motivación en el aula, la Academia Mexicana de Ciencias del Colegio de Chihuahua (AMCCH) apuesta por un modelo educativo distinto: más práctico, más humano y profundamente conectado con el desarrollo social y tecnológico.
A lo largo de octubre, este innovador espacio educativo ofreció a sus estudiantes experiencias formativas que trascienden el aula, demostrando cómo la ciencia, la tecnología y el pensamiento crítico pueden integrarse de manera natural en la formación de jóvenes líderes.
Un modelo diferente: aprender haciendo
La AMCCH se distancia del enfoque tradicional basado en la memorización y la enseñanza frontal. Aquí, los estudiantes aprenden haciendo, experimentando, resolviendo problemas reales y colaborando en equipo.
Uno de los ejemplos más representativos fue el proyecto “Ciencias: Puentes”, donde los alumnos diseñaron y construyeron estructuras con materiales simples, aplicando principios de física, lógica y diseño estructural. Este tipo de dinámicas transforma el aprendizaje en una experiencia significativa y divertida.
Ciencia cercana, práctica y humana
Además de los proyectos escolares, los jóvenes participaron en pláticas de divulgación científica impartidas por investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas de la UACH. Temas como el movimiento ondulatorio, la biotecnología, las enzimas, la relación microbio-microorganismo y la importancia de la bioprospección fueron explicados de manera clara y aplicada, despertando la curiosidad científica entre los alumnos.
Otra de las actividades destacadas fue la charla virtual con Ernesto Hermosillo, ejecutivo de la empresa Allie, quien explicó cómo la inteligencia artificial está revolucionando los procesos industriales. Los estudiantes no solo escucharon casos reales, sino que visualizaron cómo podrían aplicar estos conocimientos en su futuro profesional.
Tecnología industrial y robótica en la vida real
En una experiencia fuera del aula, los estudiantes visitaron las instalaciones de RIPIPSA, empresa especializada en automatización y robótica industrial. Ahí pudieron conocer de cerca cómo operan los sistemas tecnológicos en sectores productivos, interactuar con maquinaria real y comprender el papel de la innovación en el mundo laboral.
Ciencia con creatividad: microbiología con un calcetín
Una de las actividades más originales fue la que llevaron a cabo estudiantes de cuarto semestre, quienes exploraron la presencia de microorganismos… ¡en sus propios calcetines! Esta divertida práctica de microbiología permitió aplicar el conocimiento científico de manera cotidiana, aprendiendo sobre salud, prevención y análisis de laboratorio con creatividad y rigor.
Formación integral, con los pies en la tierra y la mirada en el futuro
El modelo educativo de la AMCCH integra habilidades técnicas (STEM), pensamiento crítico y formación en valores humanos, fomentando el compromiso social y el trabajo colaborativo.
En lugar de formar alumnos que memorizan, forma jóvenes que cuestionan, que construyen, que aplican y que se conectan con su comunidad. En un mundo que cambia rápidamente, esta visión educativa no solo es innovadora: es necesaria.
Un modelo replicable
La experiencia de la AMCCH deja claro que es posible construir una educación distinta, donde ciencia, tecnología y compromiso humano convivan. Un modelo que vale la pena replicar en más escuelas de Chihuahua y de México.
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