Transformarse digitalmente ya no es opcional para las MIPYMES: es clave para crecer, competir y asegurar su permanencia.
Por Pepe Jordán
En una realidad global donde la tecnología avanza a pasos agigantados, las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES), se encuentran en una encrucijada. Por un lado, tienen ante sí la oportunidad de fortalecer su competitividad y asegurar su supervivencia en un mercado cada vez más complejo y; por otro lado, enfrentan múltiples desafíos que hacen que el proceso de digitalización y tecnificación parezca una meta lejana. Sin embargo, la realidad es clara: la digitalización ya no es una opción, sino algo que se tiene que hacer.
El desafío de la adaptación
Las MIPYMES, que constituyen el corazón de nuestra economía, pero a menudo y en su mayoría carecen de los recursos para invertir en tecnologías de vanguardia. El miedo a la inversión inicial, la falta de conocimientos técnicos y la resistencia al cambio son barreras que dificultan su transición hacia un modelo de negocio más digital. Sin embargo, quienes logran dar ese paso descubren que los beneficios. Dentro de esta necesidad imperante tenemos algo que es sustancia; la automatización de procesos, que reduce costos y mejora la eficiencia operativa, permitiendo a los empresarios enfocarse en la estrategia y en el crecimiento. Además, la digitalización abre las puertas a nuevos mercados, incluso a nivel global, a través de plataformas de comercio electrónico y marketing digital. Sin embargo, esto también rompe paradigmas culturales, donde obliga a la MIPYME a estructurar procesos, cambiarlos y adaptarlos aún en contra de creencias y costumbres.
Los retos que siguen siendo reales
A pesar de las claras ventajas de la digitalización, muchos pequeños empresarios se sienten intimidados por los costos iniciales y la aparente complejidad de la tecnología. En muchas ocasiones, el desconocimiento sobre cómo implementar soluciones digitales o la falta de personal capacitado para gestionar el cambio son barreras difíciles de superar. La realidad es que muchas MIPYMES siguen operando con procesos manuales que no sólo son ineficientes, sino que las colocan en desventaja frente a competidores que ya han dado el salto a la digitalización.
Por otro lado, la ciberseguridad es una preocupación creciente. A medida que las empresas dependen más de la tecnología, también se exponen a mayores riesgos de ciberataques. Sin las medidas adecuadas, una brecha en la seguridad puede resultar costosa, tanto en términos financieros como de reputación.
El papel crucial del gobierno
Si bien las MIPYMES deben tomar la iniciativa para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado, no pueden hacerlo solas. Es imprescindible que los gobiernos jueguen un papel activo en la promoción de la digitalización, creando un entorno favorable para la adopción de tecnologías.
Por ello desde el gobierno municipal liderado por el alcalde Marco Bonilla se gestiona una política integral para la digitalización y tecnificación de las MIPYMES que van desde la capacitación para el mayor entendimiento del impacto tecnológico, el acompañamiento en rediseño de procesos, priorización, evaluación y selección de herramientas, capacitación en uso de lenguajes de programación, financiamiento apoyos para implementación, entre otros. Esta política llamada “Plan municipal para la competitividad digital y tecnológica” de todo esto con el apoyo, coordinación de diversas instituciones que buscan generar un impacto significativo en la competitividad de los negocios familiares.
Una oportunidad para el futuro
La digitalización es el futuro. Aquellas MIPYMES que logren transformarse en empresas tecnológicas tendrán no solo mayores oportunidades de crecimiento, sino también la capacidad de crear empleos y contribuir al desarrollo económico de sus comunidades. La oportunidad está sobre la mesa: solo es necesario dar el primer paso hacia la digitalización y tecnificación. El momento de hacerlo es ahora.