De la adversidad al emprendimiento: la historia de Lupita y La Pompa Boutique
A veces, los momentos más difíciles se convierten en el punto de partida de nuestras mejores decisiones. Así le pasó a María Guadalupe Pompa Mancinas, mejor conocida como Lupita, quien transformó una situación de crisis en una oportunidad para crear su propio negocio: La Pompa Boutique, una tienda de ropa que hoy no sólo la mantiene económicamente activa, sino que también la conecta con su comunidad.
Una sacudida que despertó la iniciativa
Todo comenzó cuando su esposo sufrió un accidente grave que lo dejó temporalmente fuera del rol de proveedor del hogar. Fue ahí cuando Lupita se enfrentó a una dura pregunta: ¿qué haría si él no volviera o no pudiera seguir trabajando? La respuesta la encontró en su capacidad de reinventarse. Ya tenía un don para las ventas desde siempre, pero esta vez lo convirtió en algo más serio: empezó a vender ropa.
Al principio, se resistía a recibir ayuda externa. No le gustaba que le dijeran qué hacer. Pero la vida se encargó de cruzarla con Isabel Castillo, una emprendedora que ya formaba parte del Centro de Capacitación de Desarrollo Humano y Género (CCDHG). Isabel le prestó ropa para que vendiera y terminó convenciéndola de entrar al programa. Aunque llegó un mes tarde al curso, una facilitadora del centro le abrió las puertas. Y Lupita no volvió a mirar atrás.
Capacitarse para crecer
En el CCDHG, Lupita no sólo recibió herramientas físicas como vitrinas, ganchos y maniquís, sino algo aún más importante: conocimientos de ventas, finanzas y administración. “Yo sabía vender, pero no sabía administrar. Y si no sabes llevar bien un negocio, por más talento que tengas, no va a funcionar”, cuenta con franqueza.
Con el tiempo, aprendió a planear, manejar inventarios y diversificar su oferta según la temporada: mochilas, zapatos escolares, cobijas, ropa para ocasiones especiales… Siempre está observando qué necesita la gente a su alrededor para poder ofrecérselo justo a tiempo.
Una comunidad que se apoya
Lupita no solo vende ropa; también construye puentes. Vive en Riberas, una comunidad en la que cada vez hay más mujeres emprendedoras como ella. “Yo vendo ropa, pero tengo una amiga que hace pasteles, otra que hace playeras para equipos, otra que tiene una granja… y entre todas nos apoyamos. Cuando alguien necesita algo, ya sabemos a quién acudir”.
Este espíritu colaborativo ha fortalecido no solo la economía local, sino también el tejido social. “Siento que hasta la seguridad ha mejorado. Ya todos nos conocemos, sabemos en qué anda cada quien, y eso te hace sentir más tranquila”, dice.
Inspirar desde la experiencia
Lupita es la prueba de que una situación difícil puede transformarse en oportunidad. Hoy, no sólo genera un ingreso para su familia, sino que inspira a otras mujeres a tomar las riendas y para eso Lupita les da un consejo claro:
“Tomen valor. No hay mayor satisfacción que poder apoyar a tu familia y no depender completamente de alguien más”.
Para ella, el acompañamiento del CCDHG fue clave para descubrir y fortalecer su talento.
Además, tiene claro que cuando hay una red de apoyo, cuando hay voluntad, y cuando una mujer cree en sí misma, cualquier meta es alcanzable.
Para cerrar la historia de María Guadalupe Pompa Mancinas nos compartió que —todas y todos tenemos un don—. Únicamente necesitamos descubrirlo y tener el valor de desarrollarlo