Por Jorge Cruz Camberos
¿Qué tienen en común las grandes ideas y los estados valientes? Que no esperan permiso para innovar. Esta semana, el pequeño estado de Wyoming, en EE.UU., lanzó la primera moneda digital respaldada por un gobierno estatal. Suena como algo futurista, ¿verdad? Pues no. Es presente. Y es exactamente el tipo de movimiento que podría redefinir el rumbo económico de Chihuahua.
El nuevo oro digital… estatal
Wyoming creó la Frontier Stable Token (FRNT), una stablecoin que funciona como una moneda digital anclada al valor del dólar. ¿La diferencia con las criptos tradicionales? Está respaldada por activos tangibles —efectivo y bonos del Tesoro— y tiene un propósito público: los intereses generados por sus reservas se destinan a financiar escuelas.
¿Te imaginas algo así en Chihuahua? Una moneda digital emitida por el propio estado, útil para pagar servicios públicos, becas, contratos de energía o incluso comprar en comercios locales. ¿Una locura? Para nada. Es una oportunidad estratégica.
¿Por qué Chihuahua debería explorarlo?
1. Porque tenemos lo que se necesita: talento tecnológico, capital humano joven, sectores industriales fuertes y un ecosistema emprendedor que pide más innovación financiera.
2. Porque nos daría autonomía real: una moneda digital local permitiría al estado ejecutar programas sociales, incentivos y pagos con mayor eficiencia y trazabilidad.
3. Porque posicionaría a Chihuahua como referente nacional: ser el primer estado mexicano con una moneda digital pública pondría al norte en el mapa global de la innovación cívica.
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¿Cómo sería la “ChihuaCoin”?
• Respaldo sólido: ingresos estatales, fideicomisos o fondos de inversión.
• Uso público: desde becas escolares hasta contratos agrícolas y proyectos verdes.
• Propósito social: los intereses generados podrían ir directo a salud, educación o infraestructura.
Y algo más: no reemplazaría al peso. Sería un complemento digital para ciertos usos, bajo una arquitectura regulada y auditable.
¿Y si no lo hacemos nosotros?
Alguien más lo hará. Los estados que apuesten por la innovación financiera atraerán más inversión, talento y visibilidad. Chihuahua tiene la ventaja competitiva, la gente, el carácter y la necesidad de dar ese salto.
No se trata de crear una cripto por moda. Se trata de diseñar una herramienta poderosa para acelerar el desarrollo económico, con transparencia, propósito social y visión de futuro.
El llamado es claro: líderes financieros, autoridades estatales, universidades, empresarios, desarrolladores… es hora de sentarse a la mesa. No para imaginar el futuro, sino para construirlo.
Porque si Wyoming pudo hacerlo con dos escaleras eléctricas y medio millón de habitantes, Chihuahua puede hacerlo aún mejor.