Top 5 Esta semana

Conoce nuestra revista impresa

Chihuahua, la nueva frontera del vino: la visión de Manuel Alderete

Hace menos de dos décadas, la idea de que Chihuahua pudiera convertirse en una potencia vitivinícola sonaba descabellada. La experiencia histórica no ayudaba: en Delicias —uno de los pocos lugares donde se había intentado cultivar vid— ya no quedaba prácticamente nada. El clima parecía extremo, las dudas eran muchas y el entusiasmo era escaso. Sin embargo, un grupo pequeño de visionarios decidió intentarlo de todos modos. Entre ellos estaba Manuel Alderete, productor de Bodega San Jerónimo y miembro activo del Sistema Producto Vid, quien desde entonces ha sido una de las voces más insistentes en demostrar que Chihuahua sí tenía tierra, clima y talento para hacer vino.

El estado paso a tener 460 hectáreas de viñedo

Hoy, a la luz de lo logrado, sus palabras dejan de ser aspiración para convertirse en certeza. De una sola hectárea sembrada en aquellos años iniciales, el estado pasó a tener 460 hectáreas de viñedo, vinos que ganan premios internacionales y —por si fuera poco— la sede del Concurso Mondial de Bruxelles, uno de los eventos más importantes de la industria. Para Manuel, este crecimiento no solo es motivo de orgullo, sino también la prueba tangible de que Chihuahua tenía un potencial escondido que pocos se atrevían a imaginar.

“Cuando empezamos en 2006 o 2007, la opinión general era que este cultivo no se iba a poder dar aquí”, recuerda. “Pero probamos, insistimos, vinieron los primeros vinos, llegaron los premios… y hoy tener el Concurso Mundial en casa es la confirmación de que sí, sí era cierto”.

LEER MÁS: Manuel Alderete: Arquitecto de la revolución agroindustrial en Chihuahua

Ese despertar vitivinícola no ha sido fortuito. Según Manuel, Chihuahua es un gigante agrícola en potencia: más de 25 millones de hectáreas de territorio, un millón de hectáreas de riego y un clima que, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en una ventaja competitiva. De hecho, asegura que regiones del mundo con condiciones similares —como zonas de Argentina— ya cultivan más de 160 mil hectáreas de vid, lo que revela el enorme margen de crecimiento que aún tiene el estado.

Ya se domina la producción; falta que la gente consuma vinos

Pero no todo es celebración. El siguiente gran reto no está en el viñedo, sino en el mercado. Ya se domina la producción, ya se eleva la calidad, pero falta que más gente conozca, pruebe y consuma los vinos chihuahuenses. “El reto ahora es la comercialización: que se venda, que se exporte, que se convierta realmente en un negocio”, explica. Hoy, gran parte del sector sigue en fase de inversión, con retornos que aún no son claros; sin embargo, la llegada de eventos internacionales está acelerando ese camino y proyectando la marca “Vino de Chihuahua” hacia nuevos horizontes.

Chihuahua no sólo puede competir, puede destacar

La innovación también ha jugado un papel clave. Ha permitido demostrar que el estado no está limitado a los cultivos tradicionales.

“Tenemos potencial para 40 cultivos, y la vid es uno de los de mayor riqueza en el mundo”

Cada nueva botella que sale al mercado es, en parte, un recordatorio de que Chihuahua no solo puede competir: puede destacarse.

Antes de despedirse, Manuel lanza un mensaje que resume tanto su pasión como su visión: invita especialmente a las nuevas generaciones a acercarse al campo, al vino y al proyecto vitivinícola del estado. “Es algo que pueden desarrollar para sus familias, o simplemente para disfrutar y hablar bien de Chihuahua”, dice con una sonrisa.

Y es que, al final, eso es lo que está pasando: Chihuahua está encontrando en la vid no solo un cultivo, sino una identidad emergente. Una nueva frontera donde el sabor, la innovación y la convicción se han unido para demostrar que aquí, en esta tierra de contrastes, también se pueden hacer grandes vinos.