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Chihuahua merece más que baches: infraestructura que construya futuro

Por Jorge Rodrigo Cruz Camberos

Los que vivimos en Chihuahua sabemos que nuestra ciudad tiene todo para ser una capital vibrante, moderna y competitiva. Pero también sabemos —porque lo vivimos todos los días— que hay cosas que nos siguen haciendo tropezar, literal y figuradamente: baches, fugas de agua, embotellamientos, alumbrado deficiente, hospitales saturados. Esto no es una queja al aire; son los datos duros que acaba de arrojar la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI para el segundo trimestre de 2025.

La buena noticia es que tenemos un alcalde que escucha, responde y ha dado señales claras de que sí le interesa resolver de fondo estos retos. Marco Bonilla ha demostrado ser un líder que, aunque sí juega en la política, también sabe jugar del lado de los ciudadanos. Y eso, créanme, no es cosa menor.

Desde DESEC y el Pacto por el Desarrollo y la Prosperidad, hemos estado trabajando de la mano de distintos sectores para impulsar una visión de ciudad que trascienda ciclos gubernamentales y se enfoque en construir futuro. Y aquí va el mensaje más importante: la infraestructura no es únicamente concreto y asfalto; es calidad de vida, educación, movilidad, salud y hasta seguridad.

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¿Qué necesitamos para avanzar más rápido?

Primero, infraestructura que se sienta en la vida diaria: que te ahorre tiempo, te dé seguridad, y mejore tu entorno. Nada abstracto, todo tangible.
Segundo, más colaboración entre gobierno y sector privado. No sólo para financiar, sino para decidir juntos con transparencia.
Tercero, consolidar plataformas como el PICS, donde ya estamos midiendo avances y dándole voz a la ciudadanía. Esto ya está sucediendo, pero hay que llevarlo al siguiente nivel.
Y lo más importante: cambiar el chip con el que hablamos de estos temas. En vez de quejarnos, conectemos con más personas, sobre todo jóvenes, explicando por qué una calle bien pavimentada también es una política social; por qué una ciudad bien iluminada es una ciudad más segura.

Marco Bonilla tiene una oportunidad única: convertirse en el alcalde que dio el salto de la gestión al legado. Y si lo hace de la mano de la sociedad civil, de la iniciativa privada y de una ciudadanía cada vez más activa, Chihuahua va a dar de qué hablar —pero esta vez, por las razones correctas.