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Infraestructura estratégica: la columna vertebral del éxito económico de Chihuahua

Durante las últimas tres décadas, el municipio de Chihuahua ha vivido una metamorfosis económica que lo llevó de ser una ciudad enfocada en comercio y servicios básicos, a consolidarse como un nodo estratégico en el desarrollo regional.

Antes de iniciar con las últimas tres décadas, es necesario mencionar que en los 80 llegó la planta FORD a Chihuahua. Las visitas de promoción a Detroit fueron tantas y tan intensas, como la de altos ejecutivos de la gran ensambladora a nuestras tierras. Las preguntas a profundidad de los directivos de FORD, servicios de salud, camas de hospital, potencia de la red eléctrica y la mano de obra calificada.

Fue durante la visita de John Betti, Vicepresidente ejecutivo de FORD, que la gran empresa del automóvil decidió instalarse en Chihuahua Capital y para ello, adquirió 100 hectáreas en la parte norte de la ciudad, lo que hoy es el Complejo Industrial Chihuahua.

Por cierto, otra empresa emblemática de Chihuahua, surgió por esos momentos, en 1979, la familia Almeida, convirtió la empresa Ladrillera Industrial, en una exitosa planta de fabricación de cerámica, que, a principios de 1979, INTERCERAMIC coció su loseta número 1.

El cambio no ocurre de manera aislada: estuvo acompañado por la visión de medio siglo de instituciones como Desarrollo Económico del Estado de Chihuahua (DESEC), que han impulsado infraestructura, atracción de inversiones y la construcción de un ecosistema empresarial competitivo.

De un mercado local a un nodo regional (1995–2005)

En los años noventa, Chihuahua capital encontraba su vocación principalmente en el comercio, la construcción y los servicios. Mientras Ciudad Juárez despuntaba con la industria maquiladora, la capital reforzaba su papel administrativo y de servicios. Sin embargo, 1995 marcó un parteaguas: la llegada de Motorola tras competir con Monterrey, lo que abrió la puerta al sector tecnológico y detonó la necesidad de parques industriales modernos, talento especializado e infraestructura logística.

Ese mismo periodo fue testigo de hitos clave en la organización empresarial:

En 1995 con la llegada de Motorola marcó un parteaguas en la historia empresarial del estado. La competencia con Monterrey fue dura, pero Chihuahua ganó gracias a la visión de largo plazo de su empresariado y su capacidad de organización. Con ello se sentaron las bases de un ecosistema tecnológico que demandó parques industriales modernos, mejor infraestructura logística y capital humano especializado.

1996: El primer Congreso de Empresarios reunió a líderes de distintos sectores en torno a una meta común: planear estratégicamente el futuro del desarrollo económico. De aquí surgieron proyectos de infraestructura empresarial que después se convirtieron en pilares del crecimiento industrial del estado.

1998: Chihuahua se adelantó a la tendencia nacional al impulsar la creación de clústeres industriales. El modelo permitió concentrar empresas de un mismo sector, compartir infraestructura, reducir costos y generar innovación colaborativa. Así se consolidaron los primeros pasos hacia lo que después sería una red de parques y centros de innovación especializados.

2000: Se inauguró el Centro de Entrenamiento en Alta Tecnología (CENALTEC), un proyecto visionario que proveyó infraestructura de capacitación a la medida de las industrias aeroespacial, automotriz y electrónica. Fue clave para vincular educación y empresa, y dar a Chihuahua una ventaja competitiva en talento especializado.

2002: Camino Real Economic Alliance (CREA) Se forma esta alianza entre Chihuahua, Texas y Nuevo México. Función: fortalecer la infraestructura de vinculación internacional, logística y comercial. Relevancia: consolidó a Chihuahua como un nodo estratégico en el Corredor de América del Norte, impulsando proyectos binacionales.

En paralelo, la capital empezó a integrarse a las cadenas de valor del sector automotriz y electrónico, aprovechando la infraestructura que se construía a nivel estatal. Chihuahua ya no solo administraba y proveía servicios: empezaba a ser parte de la red productiva que daba forma a la nueva economía del norte del país.

2004: La promulgación de la Ley de Fomento Económico dio certidumbre jurídica a inversionistas y definió las bases para proyectos de infraestructura empresarial. Ese mismo año se creó el Consejo de Desarrollo Económico del Estado de Chihuahua (CODECH), organismo clave en la planeación de parques industriales y atracción de empresas globales.

2005: El Consejo de Desarrollo Regional (CODER) permitió descentralizar esfuerzos y atender municipios del interior. Además, la instalación de ZODIAC posicionó a Chihuahua como un actor relevante en la industria aeroespacial, obligando a modernizar su infraestructura industrial y de proveeduría.

Diversificación y cadenas de valor 2005 al 20015

La siguiente década trajo consigo una mayor diversificación. Los servicios financieros, profesionales y educativos ganaron terreno, mientras que el municipio comenzó a integrarse a las cadenas de valor regionales derivadas del sector automotriz y electrónico del estado. Aun sin ser el epicentro manufacturero, Chihuahua capital empezó a consolidar un papel estratégico como sede administrativa, de proveeduría y logística.

2006: El Consejo de Vinculación Académica-Productiva (COVAP) se convirtió en un puente entre universidades y empresas. Su objetivo fue alinear infraestructura académica con la demanda industrial, garantizando que la inversión en parques y plantas se complementara con el talento requerido.

2008: La incorporación de SOISA y el fortalecimiento aeroespacial, proveedor aeroespacial local, reforzó la importancia de invertir en infraestructura de proveeduría certificada. Chihuahua se consolidaba como un hub clave para la cadena de valor aeronáutica.

En este periodo, Chihuahua capital se consolidó como sede administrativa, de logística y proveeduría de los clústeres regionales. La creación de organismos empresariales y la llegada de firmas internacionales detonaron parques industriales, centros de capacitación y plataformas de vinculación que fortalecieron el papel de la ciudad en la economía estatal.

En materia de infraestructura empresarial, los avances fueron contundentes

2010: La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) evaluó la competitividad de Chihuahua y señaló la importancia de continuar con la modernización de la infraestructura empresarial. Este diagnóstico internacional le dio respaldo técnico al modelo de desarrollo que ya se estaba implementando.

2013: Maintenance, Repair & Overhaul (MRO): Con el arranque del MRO, Chihuahua entró de lleno a la liga mayor de la industria aeronáutica. No se trataba sólo de manufactura, sino de servicios de alto valor que requerían instalaciones especializadas y normativas internacionales.

2014: Se inauguró el Fab Lab en el ITESM Campus Chihuahua, un espacio de prototipado y diseño para PYMEs y emprendedores. En paralelo, la Iniciativa Energía Chihuahua fortaleció la infraestructura energética, un paso decisivo para atraer inversiones de gran escala.

La última década consolidó a Chihuahua como una ciudad donde el comercio y los servicios concentran más del 60% del empleo local. Al mismo tiempo, la capital escaló en exportaciones, con productos como partes automotrices, tableros eléctricos y componentes electrónicos, colocándose como el segundo municipio exportador del estado, sólo detrás de Ciudad Juárez.

2015: El 8 de abril de 2015 se firmó un convenio de colaboración para la creación de la Plataforma de Inteligencia Competitiva del sector privado entre DESEC, CODECH, COPARMEX, FECHAC y FICOSEC, cuyo objetivo fue facilitar entre los participantes el intercambio de información, mediante la mutua cooperación financiera, técnica y de recursos humanos.

Durante el periodo de 2013 a 2016 en aquel tiempo, Chihuahua enfrentaba un reto que parecía imposible de ignorar: la conectividad aérea estaba prácticamente perdida. Viajar desde la capital hacia otros destinos era complicado, y eso representaba un freno no solo para la economía local, sino también para las oportunidades de negocios y el turismo.

Fue entonces cuando el sector empresarial, a través de Desec, levantó la voz para impulsar un cambio urgente en el Aeropuerto Internacional de Chihuahua.

2016: Este fondo se destinó a proyectos de innovación e infraestructura tecnológica, ampliando la capacidad de Chihuahua para responder a los retos de la globalización y la digitalización industrial. Se presenta el plan Chihuahua Futura, con visión a 25 años. Incluye proyectos de infraestructura urbana, movilidad inteligente, clústeres de innovación y sustentabilidad.

En el 2017 se logró comprometer al Grupo Aeroportuario del Centro-Norte (OMA) a renovar y ampliar la terminal aérea. Ya existían proyectos sobre la mesa, incluso recursos y fondos apartados, pero había que esperar el momento político adecuado para ponerlos en marcha. Una vez dado ese paso, la ampliación del aeropuerto se convirtió en una de las primeras obras anunciadas por la nueva administración estatal. Con ello, se marcó el inicio de una nueva etapa de modernización en la infraestructura aérea de la ciudad.

Pero la visión empresarial no se limitaba al aeropuerto. Desde la Mesa de Seguridad, también se trabajaba en proyectos con un enfoque social. Uno de ellos fue la creación del Centro de Desarrollo Integral Policial (Cedipol), una iniciativa impulsada para mejorar la calidad de vida de los elementos de seguridad pública y sus familias. El resultado fue un complejo moderno, con instalaciones deportivas y espacios de convivencia pensados para dignificar el trabajo de quienes cuidan la seguridad de la ciudad.

Durante sus primeros años, Cedipol fue administrado directamente por empresarios, como parte de un esfuerzo conjunto desde el sector privado para aportar soluciones más allá de la esfera gubernamental. Así, Chihuahua fue testigo de cómo la colaboración entre la iniciativa privada y la sociedad civil podía transformar no solo la infraestructura de la capital, sino también la vida de quienes la habitan.

2017: El programa impulsó una nueva narrativa: pasar de la manufactura a la mentefactura, promoviendo infraestructura empresarial basada en innovación, creatividad y conocimiento.

2018: Se fundó el Instituto de Emprendimiento (IEM), ampliando el ecosistema emprendedor de incubación y aceleración de empresas locales con visión global. La pandemia de COVID-19 golpeó con fuerza al sector servicios, pero la capital mostró resiliencia. La llegada de nueva inversión extranjera directa, sumada a proyectos de manufactura avanzada, logística y servicios profesionales, permitió acelerar la recuperación y reactivar el dinamismo local.

2020: El lanzamiento de Chihuahua City Invest modernizó la atracción de inversiones mediante plataformas digitales. Ese mismo año nació SPARK, un espacio de 400 mil pies cuadrados dedicado a innovación, emprendimiento y startups, una iniciativa para conectar startups, PYMEs y grandes corporativos en un entorno de infraestructura compartida.

2022: DESEC renovó su imagen institucional, reflejando modernización. El nuevo logotipo de DESEC no fue únicamente un rediseño visual: simbolizó la evolución del organismo hacia un modelo más moderno, ágil y global, alineado con la transformación digital y la infraestructura empresarial inteligente.

2023: Se fundó la Asociación para el Desarrollo de Proveedores (ADP), clave para fortalecer cadenas de valor. apoyando a PYMES a integrarse a industrias de exportación como la automotriz y la aeroespacial.

La última década consolidó a Chihuahua como una ciudad donde el comercio y los servicios concentran más del 60% del empleo local. Al mismo tiempo, la capital escaló en exportaciones, con productos como partes automotrices, tableros eléctricos y componentes electrónicos, colocándose como el segundo municipio exportador del estado, sólo detrás de Ciudad Juárez.

2024: DESEC celebró sus 50 años, consolidando un legado de infraestructura y visión estratégica. Sirve como cierre y punto de partida para planear el futuro de Chihuahua rumbo a 2050.

Retos estructurales

A pesar de los avances, Chihuahua capital enfrenta desafíos complejos:

Inseguridad, que condiciona decisiones de inversión y afecta la percepción del turismo.

Desigualdad territorial, con contrastes entre la zona urbana y las comunidades rurales del municipio.

Sustentabilidad hídrica, un reto crítico dado el crecimiento urbano y la demanda industrial.

Estos factores podrían limitar el potencial de la ciudad si no se atienden con políticas claras y proyectos de infraestructura orientados a la resiliencia y la inclusión.

Oportunidades hacia el futuro

El municipio de Chihuahua está en una coyuntura clave. Su conectividad carretera y aérea, su red de universidades y centros de investigación, y su cercanía con clústeres industriales lo posicionan para atraer inversión de alto valor agregado en tecnologías de información, logística, proveeduría automotriz especializada y servicios profesionales.

La gran tarea es transformar a Chihuahua de una ciudad de servicios y consumo en un hub regional de innovación, logística y talento, capaz de complementar la vocación industrial del estado y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones de vida de su población.

Los 30 años de transformación municipal muestran que, cuando el empresariado y la sociedad civil se organizan, la infraestructura empresarial se convierte en motor de oportunidades. Hoy, Chihuahua tiene frente a sí el reto de consolidar su liderazgo y convertirse en un referente nacional de innovación y competitividad.

El reto es claro: pasar de ser una ciudad de servicios y consumo a convertirse en un Hub regional de innovación, logística y talento que complemente la vocación industrial del estado y ofrezca mejores condiciones de desarrollo para su población.

Ahora ya están listos los 3 proyectos para su ejecución — los puentes en las avenidas Fuerza Aérea, Nogales y Teófilo Borunda—. Una infraestructura vial que fortalecerán la movilidad y la conectividad de la ciudad. Así como la primera etapa de Poniente 5.