Mientras en Estados Unidos suenan los tambores de nuevas guerras comerciales, las grandes empresas están haciendo algo inusual: están aguantando vara. En lugar de pasarte la factura con precios más altos, están absorbiendo los costos de los aranceles. Pero ojo, esto no va a durar para siempre… y México está en la mira también.
¿Qué está pasando?
La administración de Trump ha metido mano dura con los aranceles, recaudando más de 55 mil millones de dólares con nuevos impuestos a productos importados. Lo irónico es que esos aranceles no los están pagando China, Europa o México… los está pagando corporate America.
Empresas como GM, Volkswagen y Nike han decidido no subir precios todavía, a pesar de que los aranceles les han costado miles de millones. ¿Por qué? Porque si suben precios en un mercado hipersensible, pierden clientes. Así que mejor se aprietan el cinturón… pero sólo por ahora.
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¿Y los consumidores gringos?
Aunque los precios no se han disparado todavía, ya se sienten señales:
• Suben los tomates (17 % de arancel a México).
• Walmart y Nike ya están anunciando aumentos.
• Deutsche Bank dice que lo peor apenas viene: muebles, ropa, comida y juguetes se pondrán más caros.
Por ahora el consumidor está protegido, pero los aumentos están cocinándose.
¿Y México qué culpa tiene?
Mucha. Si esto escala, México se lleva el rebote directo.
Desde el 1 de agosto de 2025, si no hay un nuevo acuerdo bajo el T-MEC, los aranceles a productos mexicanos podrían subir a 30 %. Eso es un trancazo para:
• Autopartes y coches: somos clave en esa cadena.
• Frutas y verduras: como los tomates, aguacates, berries.
• Electrónica: exportamos toneladas a EE. UU.
¿El resultado? Menos exportaciones, menos empleo, menos inversión.
¿Y tú cómo lo sientes?
Si vives en México, esto puede traducirse en varias cosas:
• Inflación más alta si el dólar sube y los insumos importados se encarecen.
• Menos chamba en sectores exportadores.
• Productos más caros, incluso los nacionales, por el efecto cadena.
Pero también hay oportunidades:
• Fortalecer lo hecho en México.
• Consumir local.
• Apostar por industrias con menos dependencia gringa.
Este no es únicamente un rollo de política comercial; es algo que puede afectar tu canasta básica, tu empleo y tu futuro profesional. El juego se llama adaptarse rápido, y para México eso significa diversificar, innovar y proteger su industria.
Porque aunque las empresas gringas están aguantando los arancelazos hoy, en algún punto van a soltar la carga… y cuando eso pase, más vale estar preparados.