Forjó un puente entre el éxito empresarial y el compromiso social. Su visión transformó la ayuda en acción y la filantropía en modelo.
Hay personas que no sólo viven su tiempo, sino que lo transforman. Que ven más allá de lo inmediato y tienen el talento —y la valentía— de imaginar una sociedad distinta… y construirla. Samuel Kalisch fue una de esas personas. Empresario visionario, humanista incansable y constructor de puentes entre el sector privado y las causas sociales, fue el fundador de FECHAC, la Fundación del Empresariado Chihuahuense A.C., una de las instituciones más admiradas de México por su modelo único de filantropía estratégica.
Pero, ¿quién fue realmente Samuel Kalisch? ¿Qué lo movía? ¿Cómo fue que un hombre de negocios se convirtió en el artífice de una fundación que hoy representa el rostro más generoso del empresariado en Chihuahua? Esta es su historia.
Orígenes de una visión: empresario, pero sobre todo ciudadano
Samuel Kalisch nació en una familia de raíces judías y valores firmes, con una profunda vocación de trabajo, ética y servicio. Desde joven se involucró en el mundo empresarial, donde desarrolló una carrera sólida y respetada. Su paso por diversas cámaras empresariales, su liderazgo sereno pero firme, y su capacidad de diálogo con todos los sectores, lo convirtieron en una figura de referencia en Chihuahua.
Pero más allá de su éxito empresarial, lo que lo distinguía era su visión integral del bienestar: para él, un estado no podía prosperar si sus ciudadanos vivían en pobreza, marginación o abandono. El desarrollo económico debía ir de la mano del desarrollo social.
Kalisch creía que los empresarios no podían limitarse a generar empleos: debían también generar oportunidades para quienes más lo necesitaban. Y eso, en los años 90, no era una idea común.
La tromba de 1990: el punto de quiebre
Todo cambió una tarde de 1990. Una tromba atípica y brutal azotó la ciudad de Chihuahua. En cuestión de horas, los ríos se desbordaron, las colonias populares se inundaron y cientos de familias lo perdieron todo. Fue un momento crítico. Las autoridades estaban rebasadas y la sociedad, desconcertada.
En medio del caos, Kalisch no se quedó con los brazos cruzados. Movilizó a empresarios, convocó a reuniones urgentes y promovió la creación de un comité de emergencia. La respuesta fue tan rápida y eficiente, que la ayuda llegó antes que cualquier intervención oficial. Ahí quedó clara una cosa: cuando la iniciativa privada se organiza, puede ser una fuerza transformadora.
Pero Kalisch no quiso que esa fuera una reacción puntual. “¿Y si hiciéramos esto de forma permanente?”, preguntó. ¿Y si el empresariado se comprometiera no sólo en la crisis, sino en la reconstrucción continua del tejido social?
La creación de FECHAC: un modelo inédito
Cuatro años después de aquella tragedia, en 1994, Kalisch dio forma a ese sueño. Nació así la Fundación del Empresariado Chihuahuense, A.C., una organización única en México: financiada por empresarios a través de un aportación voluntaria del 2% del impuesto sobre nómina en ese entonces, manejada con absoluta independencia del gobierno y enfocada en tres áreas clave: salud, educación y desarrollo social.
La idea era tan novedosa que generó dudas… hasta que empezó a dar resultados. Bajo el liderazgo de Kalisch, FECHAC demostró que la filantropía empresarial podía ser profesional, transparente, estratégica y de alto impacto. Cada peso recaudado era invertido en proyectos con indicadores, seguimiento y corresponsabilidad ciudadana.
Kalisch no sólo diseñó el modelo, sino que puso el ejemplo. Nunca pidió lo que no estuviera dispuesto a hacer primero. En todas las regiones del estado, promovió la participación de más empresarios, empujó reformas legales para garantizar la transparencia de los fondos y defendió siempre la autonomía de la fundación.
Un líder discreto, pero profundamente inspirador
Quienes trabajaron a su lado lo recuerdan como un hombre pausado, que hablaba poco, pero decía mucho. Nunca buscó reflectores ni reconocimientos. Para él, el verdadero éxito era ver a un niño accediendo a educación de calidad, a una madre teniendo atención médica o a una comunidad organizándose para resolver sus propios problemas.
Tenía una habilidad especial para escuchar, entender y proponer soluciones. Su liderazgo no se basaba en la imposición, sino en la confianza y la convicción. Kalisch supo inspirar porque él mismo estaba convencido de lo que predicaba.
Más allá de FECHAC, participó en múltiples esfuerzos de fortalecimiento institucional, transparencia y participación ciudadana. Siempre con la misma lógica: que Chihuahua —y México— necesitaban ciudadanos más activos, más informados y más solidarios.
Legado vivo
Hoy, FECHAC es una de las fundaciones empresariales más sólidas del país. Ha canalizado miles de millones de pesos a proyectos que han mejorado la vida de millones de personas. Tiene presencia en todas las regiones del estado y es reconocida como un modelo replicable de responsabilidad social empresarial.
Pero más allá de los números, el legado de Samuel Kalisch vive en algo más profundo: en la cultura empresarial con causa que ayudó a construir. En la idea —tan poderosa como sencilla— de que el éxito no se mide sólo en utilidades, sino en la capacidad de transformar realidades.
Kalisch nos enseñó que los empresarios no sólo tienen la capacidad de cambiar su entorno: tienen la obligación de hacerlo. Y que cuando lo hacen con inteligencia, corazón y visión de futuro, los resultados son extraordinarios.
Una brújula moral para el futuro
En tiempos donde la desconfianza social parece crecer, y donde la división amenaza con debilitar el tejido comunitario, la vida y obra de Samuel Kalisch se vuelve más relevante que nunca. Fue un hombre de principios, de acción y de resultados. Un soñador con los pies en la tierra.
No buscó la fama, pero dejó huella. No esperó a que otros resolvieran los problemas, sino que los enfrentó con creatividad y compromiso. Su vida es un testimonio de que otro tipo de liderazgo es posible: uno que construye desde el amor a la comunidad, y que deja huella sin necesidad de alzar la voz.
En FECHAC, en las empresas que hoy entienden su rol social, y en cada proyecto que sigue mejorando vidas, Samuel Kalisch está presente. Y mientras su legado siga inspirando a nuevas generaciones de empresarios y ciudadanos, su obra estará viva.