La planeación urbana no es de políticos, sino de ciudadanos que defienden el espacio público y exigen un futuro ordenado.
Una experiencia ciudadana al frente del IMPLAN
Mario Lugo, arquitecto de profesión, ha ocupado la presidencia del Consejo Municipal de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano de Chihuahua durante casi cuatro años. “La verdad es que es una experiencia muy grata… si no lo vas a disfrutar se vuelve doloroso, yo sí lo he disfrutado”, comenta Lugo, quien destaca que su motivación es un interés ciudadano genuino, sin vínculos políticos.
Desde su llegada al consejo, ganó la presidencia “por dos votos… uno que hubiera votado diferente, por lo menos empatamos”, lo que refleja su convicción de que la planeación urbana también puede ser impulsada por ciudadanos comunes y corrientes.
Hacia una mayor participación ciudadana y juventud
Lugo resalta la necesidad de involucrar a más jóvenes en los procesos de planeación: “Nos interesa mucho cada vez la participación de más jóvenes… recién egresada, con vocación de ciudad, con menos sensación de derrota”. Su visión es que la ciudad debe ser disfrutada por todos y generar orgullo, y que los ciudadanos, sin importar su edad, participen activamente en su desarrollo.
“La participación ciudadana no tiene un final feliz; debe ser constante, evolucionar y cada vez exigir más, porque es la certeza de que hay quien defienda el espacio público, que es el fin último del instituto“
Estructura del IMPLAN: independencia y equilibrio
El Consejo Municipal de Planeación está compuesto por 35 consejeros, representando los sectores público, académico, social y empresarial. Lugo explica que la presidencia no puede recaer en un miembro del sector público, garantizando independencia y participación organizada: “Todo tiene que estar apoyado por el sector público, pero no en una mayoría que el mismo sector público va a generar”.
El consejo cuenta con comisiones ejecutivas y técnicas que aseguran supervisión administrativa y opiniones técnicas independientes. Esta estructura permite que las decisiones no dependan de individuos, sino de un consejo sólido y plural.
Planes estratégicos para la ciudad
Entre los principales programas de planeación urbana, Lugo destaca:
Plan de Desarrollo Urbano 2024: busca consolidar la zona urbana y mejorar los servicios, evitando expansión desordenada.
Plan Municipal de Desarrollo: enfocado en suelos suburbanos, forestales, agrícolas, agua y calidad de vida en zonas periféricas.
Plan Municipal Hídrico: aborda la gestión del agua, la prevención de sequías e inundaciones y la administración de recursos hídricos en coordinación con la Junta Municipal y la Junta Central.
Plan Patrimonial: protege y revitaliza áreas históricas del centro, coordinando esfuerzos con la Secretaría de Cultura y el INAH.
Plan Sectorial de Equipamiento y Movilidad: busca mejorar transporte, infraestructura peatonal y ciclovías, reducir accidentes y fomentar conectividad social.
Retos de movilidad y crecimiento urbano
Chihuahua enfrenta un alto índice de vehículos por habitante, con siete automóviles por cada diez personas, lo que genera congestionamiento y riesgos viales. Lugo subraya la importancia de priorizar al peatón: “En teoría, la movilidad a la que más le debe dar preferencia la autoridad es a la movilidad peatonal… entre más gente hay caminando es más difícil que pasen cosas malas”.
El plan de movilidad contempla mejorar banquetas, cruces peatonales y ciclovías, pero también busca generar conectividad social, considerando que la percepción de seguridad aumenta cuando las personas interactúan con su entorno cercano.
Una visión 2040
El IMPLAN proyecta estrategias de largo plazo con revisiones periódicas cada cinco años. Lugo explica: “Las estrategias son claras, medibles, alcanzables y están dando resultados”. La planeación urbana busca un equilibrio entre crecimiento, sustentabilidad, movilidad y calidad de vida, con la participación activa de ciudadanos, académicos, empresarios y autoridades.
Con una trayectoria de casi cuatro años al frente del consejo, Lugo comparte los desafíos y aprendizajes que ha enfrentado para mantener relaciones efectivas con dependencias de los tres niveles de gobierno, así como con instituciones y organismos, buscando siempre una planeación coordinada y consensuada.
Coordinación entre los tres niveles de gobierno: un desafío constante
Mario Lugo, comparte que, al no pertenecer a ningún partido político y, a veces, estar en desacuerdo con la administración en turno, las relaciones con dependencias federales, estatales y municipales pueden ser complejas.
El presidente del consejo explica que muchas decisiones de inversión e infraestructura dependen de trámites federales que pueden tardar hasta dos años. Esto afecta no sólo al desarrollo urbano, sino también a la economía y a la ciudadanía. “Las inversiones no resisten necesariamente tiempos de espera de dos años, y si lo hacen, se trasladan al consumidor”, subraya.
Además, destaca la transición de facultades del Municipio hacia dependencias federales en áreas como agua y medio ambiente. Aunque estas medidas buscan mejorar la regulación y corregir vicios históricos, generan retos de coordinación y tiempos de respuesta que aún deben ajustarse.
Tramitología y la evolución de la ciudad
Mario Lugo reconoce que hoy es más difícil emprender un desarrollo que hace 20 años. La tramitología, normativa y regulación han aumentado, algunas con justa razón, otras quizá excesivas, pero todas afectan la eficiencia.
“Hoy la ciudad termina siendo un poco víctima de esa tramitología que se va volviendo más compleja”, comenta, recordando que la experiencia y errores pasados han moldeado la manera en que se establecen las normas actuales.
Agua, medio ambiente y planificación urbana
Uno de los temas que más preocupa al consejo es la gestión del agua y la protección ambiental. Lugo señala que los estudios hidrológicos antiguos ya no son vigentes, y que la expansión urbana ha incrementado la impermeabilidad del suelo, provocando que zonas que antes no se inundaban, ahora sí.
El Plan Municipal Hídrico busca mitigar estos riesgos, mientras que los planes de desarrollo contemplan la preservación de áreas naturales como Picos de la Luna, Cañón del Marro, Cerro Coronel y Cerro Grande, reconociendo su valor ambiental y cultural.
“Culturalmente hemos ido evolucionando. Antes veíamos un mesquite y no le dábamos valor; hoy entendemos que flora y fauna locales son patrimonio que debemos proteger”, explica Lugo.
Participación ciudadana: un motor de exigencia y cambio
Para Lugo, la participación ciudadana es un reto constante. “Cada vez que armas un comité de vecinos, involuntariamente armas un sindicato”, comenta con humor, refiriéndose a la dinámica de demandas y exigencias de la sociedad.
Sin embargo, también reconoce que esta participación garantiza la defensa del espacio público y asegura que el desarrollo urbano se mantenga alineado con las necesidades de la comunidad. La exigencia ciudadana se convierte en una guía para mejorar los procesos y proteger los recursos y áreas naturales de la ciudad.
Un proceso en transición
El balance que ofrece Mario Lugo es claro: la ciudad de Chihuahua enfrenta retos complejos en materia de desarrollo urbano, coordinación interinstitucional y sostenibilidad ambiental. Las nuevas leyes y normativas, la evolución de la ciudad y la creciente participación ciudadana obligan a todos los actores a adaptarse y mejorar continuamente.
“Se ha trabajado en estos temas, comprendiendo que la sociedad nos empuja con vigor. Es un proceso constante, pero necesario para garantizar que el espacio que es de todos, se mantenga protegido y funcional”.

















